_
_
_
_
Tribuna:TEMAS DE NUESTRA ÉPOCA
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El auge del Pacífico

Por primera vez en la historia, los intercambios comerciales de Estados Unidos con los países de la cuenca del Pacífico están superando los intercambios con los del otro lado, del Atlántico. Un estudio reciente elaborado en California precisaba en cifras este hecho en 1982: las cifras de transferencias fueron de 121.000 millones de dólares, frente a 115.800 millones de dólares de la balanza con el Atlántico. Y esta inflexión no ha hecho más que comenzar. Para Richard King, experto en relaciones con Asia, el comercio transpacífico se doblará durante los años ochenta.De los 121.000 millones de dólares del comercio con Asia, 42.500 millones son de intercambios de los países del Pacífico asiático con California, Estado que es la vanguardia de EE UU en el comercio mundial y en todos los aspectos sociales: tecnologías, valores, economía, crecimiento...

Lo que resulta además curioso es el tipo de bienes que California vende y compra a estos países. California, el Estado más industrial, exporta productos agrícolas a Asia a cambio de productos manufacturados que se producen en países de los llamados del Tercer Mundo. Y, simultáneamente, vende al resto de los Estados de la Unión productos de alta tecnología. El comercio genera para California casi 11.000 millones de dólares en rentas salariales, unos 3.500 millones en rentas fiscales y unos 35.000 millones de ingresos empresariales.

El Estado más rico y más poblado de Estados Unidos tiende a crecer hacia el nuevo espacio del Pacífico.

George Detikinejian, actual gobernador de California, ha dicho: "Económicamente, el Sol nace desde ahora por el Oeste".

Este hecho nuevo en la historia económica mundial nos permite afirmar que se ha levantado un nuevo mapa económico y que el centro de las grandes decisiones se ha desplazado del Atlántico al Pacífico. Una nueva metrópoli surge también en América: Los Angeles, pero menos europea que su antecesora: Nueva York, aunque no por eso menos cosmopolita.

La importancia de esta nueva situación no radica solamente en el hecho positivo de que un nuevo espacio económico adquiera un fuerte protagonismo, sino que, simultáneamente, el anterior núcleo comercial y cultural mundial se ha ido eclipsando no tanto por la prepotencia del nuevo como, sobre todo, por la debilidad de una parte del anterior: Europa occidental.

Desde luego, la nueva situación no es más que la culminación de todo un proceso secular de avance hacia y del Oeste, no sólo de los americanos en sus territorios: protagonismo de California en Estados Unidos, sino también del vigoroso.y rápido desarrollo alcanzado por algunos países del Pacífico: Japón, Hong Kong, Corea del Sur, Singapur y Taiwan.

La tasa de crecimiento del producto nacional bruto de Japón en estos últimos años de crisis ha sido de un 3 %; para este año se espera que sea de un 5%, y para el próximo se predice que será de un 4%. Hong Kong creció el año pasado a casi un 6%; este año. lo hará a más del 7%, y se espera que se mantenga en 1985. Corea del, Sur creció el año pasado el 9,2%; este año se espera que ronde el 8%, y las previsiones para 1985 son de un 7%. Singapur creció casi un 8% en 1983; este año rebasará esta cifra, y para el que viene parece que se mantendrá. Taiwan creció en el pasado año un 7%, que será superado por el actual, según todos los indicadores, y se establizará en un 7% para el año próximo. Indonesia sobrepasará en 1984 el 4% de crecimiento en producto interno bruto y en los próximos años no cesará de crecer, al igual que Malaisia, que ya está en el 6% y que este año se situará en el 7%.

Frente a las cifras antepuestas, el crecimiento del producto nacional bruto de Europa occidental sólo alcarizó el 1% el año pasado, y este año se espera con optimismo llegar al 2%, para después decrecer, siendo el país puntero el Reino Unido, con casi un 3% durante el período 1982-1985.

La fuerza de EE UU y de los países del Pacífico ha ido simultáneamente acompañada de la creciente debilidad de Europa y del deterioro de las relaciones entre los viejos aliados de ambas orillas del Atlántico. No parece desde luego necesario que el progreso en el Pacífico debiera ir acompañado de la decadencia del Atlántico, por lo que el análisis de las causas deberá dirigirse hacia la reflexión sobre el progreso de los unos y la decadencia de los otros, y en la armonía entre, los ribere¡íos del Pacífico y las diferencias entre los dos mundos del Atlántico norte, cultural e históricamente más afines.

Fascinación y emulación

Los países del Pacífico no han crecido a costa de los del Atlántico. La decadencia de Europa parece que tiene otras causas, especialmente endógenas y culturales, de más peso que las económicas.

El protagonismo de California en Estados Unidos y en el mundo es un hecho tan indiscutible como el del Japón. Y la fascinación que existe entre ambos y, por extensión, entre Japón y Estados Unidos es cada vez más notorio. Fascinación mutua por el éxito y rivalidad implacable, pero también complementariedad y emulación.

Californía es ahora para Norteamérica lo que Norteamérica es todavía.para Europa. Califarnia es la fábrica de mitos de -EE UU. Aunque podría también haberse agregado, si la palmaria realidad no fuera suficiente, que es la fábrica de mitos mundiales y también de realidades de toda índole: tecnológicas, industriales, morales, culturales..., el Silicon Valley, Bolínas, Beverly Hills u Orange County evocan un Nuevo Mundo, una nueva sociedad. Desde estos centros se irradia una nueva forma de producir y de vivir. Psicológica y culturalmente, desde el viejo Hollywood al revolucionario Berkeley, sin olvidar el omnipresente y mítico Oeste, desde hace varias décadas, la cultura californiana ha ido operando una mutación en la cu Itura intemacional. Más recientemente, pero no por eso con menos intensidad, Japón fascina y es temido por los norteamericanos y por el resto del mundo. El modelo japonés, el estilo de gestión japonés, la cultura de la empresa japonesa, es estudiado y emulado, y sofisticado por los top managers norteamericanos y, más tardíamente, europeos. Cualquier ejemplo sobre un éxito se suscribe en el análisis de casos a un éxito en Japón o en algún país del Pacífico.

Como símbolo de calidad y precisión, en los spots publicitarios de cualquier televisión norteamericana, e incluso para incitar a la compra de productos típicamente norteamericanos, un oriental ofrece una hamburguesa o un muffin... David Hockney, el gran pintor británico-californiano de las piscinas, el lujo y el sosiego de Californa, dibuja con el trazo suelto de un japonés. Cada vez más en las tiendas y en los restaurantes de Estados Unidos los empleados tratan, a los clientes con la sonrisa y la cortesia de un oriental. Y en las empresas cada vez más se pretende integrar al asalariado de todos los niveles prestando una atención especial a sus problemas personales, ofreciendo a sus empleados wellnes prograrm con sesiones de masajes, yoga. Good health is good business.

Las innovaciones técnicas van acompañadas de innovaciones en el comportamiento. El cambio tecnológico está produciendo una verdadera revolución cultural, en la que es tan importante ganar más como vivir mejor, producir más y preocuparse de la ecología.

¿Pero cuál es el secreto del milagro californiano y japonés? El trabajo. Se dice que los californianos -y tápicamente ya los japoneses y, por extensión, los asiáticos- son workaholics, adictos del trabajo, viciosos del trabajo. En ellos ha renacido el viejo vicio burgués del trabajo y el individualismo. De la innovación y del riesgo. De la movilidad social, tanto vertical como horizontal. Edmund Brown, antiguo gobernador demócrata de Califarnia, lo expresaba diciendo: "Esta sociedad -la cafiforniana- pluriétnica ha encontrado su consenso. Es la confianza en el futuro y en la certidumbre de que en este sistema de gran movilidad ¿ada uno pue de abrirse -camino". A los nianos, sean de derechas o de izquierdas, no les gusta mucho el Estado-providencia, sino que creen en el valor y en el ethos del sujeto. Y tampoco les gusta pagar muchos impuestos, no es por ca sualidad que el profesor Arthur Lafferh ha analizado y descrito su curva de la Costa Oeste. Una teoría muy simple: "A más presión fiscal, menos ingresos fiscales", porque habrá menos riqueza.

'Renacimiento' capitalista_

En conclusión, en California se ha producido un renacimiento del capitalismo, con todas sus grandezas y todas sus miserias. Y el término renacimiento se emplea cada vez más en Estados Unidos. Pero la clave de todo el milagro del Pacífico, de California y del Japón está sobre todo en la integración del saber y del hacer, de la investigación y de su aplicación y producción: las 6.000 empresas electrónicas del Silicon Valley se desarrollan y multiplican bajo la protección y en interacción con la Universidad de Stanford. La universidad japonessa de Sukuba es cada vez más el centro del saber que cumple esta función. La cla

El auge del Pacífico

ve, pues, es la síntesis de la ciencia, la tecnología y la industria. Y la síntesis de la investigación, la imaginación y la innovación.Pero no podemos olvidar otra síntesis tanto o más importante para explicar estas dos nuevas sociedades tan similares y tan distintas: la síntesis cultural.

California es un país donde todas las etnias son minorías, sajones, mexicanos, negros, asiáticos, hispanos, árabes. Un flujo continuo de emigrantes de todos los orígenes no cesa de llegar y se integra. La población de los Estados del Oeste ha crecido en más de ocho millones de habitantes en la década 1970-1980, mientras que el Estado de Nueva York ha decrecido en casi un 4%. Doscientos cincuenta mil emigrantes son esperados este año en California (casi tres de cada cinco emigrantes legales de EE UU son asiáticos, de los cuales casi un 20% son estudiantes).

Dirigiendo una gran empresa de microinformática, en la Tandon Corporation se encuentran: un indio, un sirio, un bengalí, un turco, un paquistaní y un checo. California es un crisol de razas y culturas en el que posiblemente haya que buscar también su dinámica cosmopolita y su individualismo creativo, su extrañamiento nacional y su asociacionismo empresarial.

También el Japón de hoy es una síntesis. La de su cultura y estructura tradicional con la cultura y la técnica occidentales. Y su apertura al mundo y al futuro sigue siendo otra de sus fuerzas creadoras y productoras.

Similitudes, diferencias entre California -Estados Unidos y Japón- cuenca del Pacífico. Diferencias estructurales y culturales enormes, y también diferencias que se decantan en la concurrencia en los mercados internacionales, en la competencia tecnológica, en la producción. "En Silicon Valley estamos obsesionados con los japoneses, y los detestamos. Son nuestros enemigos", dice Alvin Töffler. Sin embargo, este odio y esta rivalidad no excluyen la complementariedad y la alianza. Así, Estados Unidos ve cada vez más al Japón como su gran aliado y su gran compañero de éxitos. Esta mezcla de fascinación y competencia les acerca hacia objetivos comunes: incremento de intercambios comerciales y financieros, transferencia de tecnología y de ideas. Y, como corolario lógico, establecimiento de estrategias militares y más estrecha alianza militar. Ante el futuro, un objetivo común también les hará concurrir, pero también les aproxima y alía: el mantenimiento de la paz en la cuenca del Pacífico y el promover el desarrollo del área más poblada del mundo: Asia oriental, sobre todo la República Popular China, y mitigar, como lo han hecho desde hace un siglo, el peso de la URSS en el Pacífico.

Pero, ¿en qué medida afecta este desplazamiento del eje geopolítico mundial a Europa y la Alianza Atlántica? ¿Y hasta, qué punto este desplazamiento va a condicionar el futuro de Europa o el futuro de Europa está, a pesar de todo, en gran medida en manos de los europeos?

Parece claro que este nuevo mapa geoeconómico mundial es un hecho que manifiesta una profunda tendencia de Estados Unidos e incluso se puede decir que de Occidente. Que una mejora de la situación económica europea, el superar el gap tecnológico que existe hoy e incluso las desavenencias que hay entre los aliados del Atlántico no va a rectificarlo. Pero también parece claro que si Europa superara sus problemas internos, saliera con vigor de la crisis y renaciera tecnológicamente, tendría el papel que le corresponde en el concierto mundial, tal y como pensaron los padres de la Comunidad Económica Europea y tal y corno esperaban en Estados Unidos después de la segunda guerra y cuando se creó la CEE.

La idea de Europa

Sin embargo, las diferencias entre los dos aliados del Atlántico son cada vez más grandes, y no tanto las diferencias diplomáticas o económicas. Europa se encierra cada vez más en sí misma, y Estados Unidos mira preferentemente hacia el Oeste. Mientras en Europa se sigue hablando de crisis, en Estados Unidos se habla de renacimiento.

La única manera que tiene Europa de evitar un mayor distanciamiento con Estados Unidos es existir como tal, superando no sólo los problemas que tiene cada uno de sus miembros, sino realizándose en la idea de Europa que los norteamericanos habían apoyado en 1950: la Europa unida y fuerte que Jean Monet supo transmitir a J. F. Kennedy. Europa contará más con Estados Unidos si existe como tal. De otro modo es posible que este desplazamiento de los norteamericanos hacia el Pacífico vaya acompañado de una cierta indiferencia hacia Europa. No hace falta subrayar la actitud que los estadounidenses tienen sobre el perdedor, que además se pliega en sus conjeturas, ni evocar que aunque el mundo sea tan interdependiente, cada cual tiene que buscar la salida a su situación -y Europa tiene todavía fuerzas suficientes para generar su renacimiento- Lo que ocurre es que este renacer no parece que sea viable como edición de las salidas de cada una de sus naciones-Estado, sino mediante la existencia de Europa como un todo real y, no como retórica.

La salida es difícil y tampoco parece que la emulación de California o del Japón sea la receta. Sin embargo, algunos rasgos, grabados por lo demás en la. historia y en la cultura de Europa, y que caracterizan el modelo japonés y californiano puede que deban tenerse en cuenta para que se opere su renacimiento cultural y su nacimiento como potencia. El cosmopolitismo, en vez del nacionalismo inercial; la innovación, en lugar de la rutina; el futuro como horizonte, en vez de resentimiento de la historia; la crítica creativa, en vez de la crítica apesadumbrada; la concurrencia, en vez del proteccionismo; el riesgo, en lugar de la seguridad; los nuevos espacios y las nuevas tecnologías, además de la leche, la mantequilla, el vino y el acero; el futuro, en lugar de la decadencia; la flexibilidad, en vez de la rigidez.

Si ante el desafío de la crisis, del éxito norteamericano y japonés, del nuevo modo de producción y de la futura sociedad que ya emerge, Europa no responde con vigor y con acierto, este desplazamiento de Estados Unidos hacia el Pacífico no será. sólo una ampliación del espacio de Occidente y de la libertad, sino una verdadera fractura en las relaciones de Europa con el mundo. Será su verdadera decadencia.

Luis T. Poveda es profesor de Sociología y experto en prospectiva.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_