Comedia, comedia
Siendo un género tan degradado el de la comedia, incluso o sobre todo en la industria norteamericana, donde en los últimos años se ha reemplazado por el youth oriented pic, un cine subnormal destinado a jóvenes hervidos, la aparición de Lío en Río, última obra de Stanley Donen, es, al menos, un respiro. Y no tanto porque el público adulto al que se destina sea menos conformista que el joven de las anteriores, como porque su desarrollo tiene unas exigencias y una imaginación mínimas.El juego de la película es también muy conservador. Que los matrimonios se recompongan, las lolitas encuentren un rápido novio de su edad, y todo vuelva a ser tan correcto y feliz como marca la norma, es algo ya superado, incluso inexistente. Que Donen haya caído en ese desenlace, quizá por respetar más la estructura de la comedia clásica que en sus años tuvo graves problemas de censura, no es perdonable, aunque quede constancia de que ninguno de los personajes seguirá siendo ya como antes. Pero, sobre todo, no lo es el que ese final sea un conejo sacado de un sombrero que hasta entonces no había aparecido en escena. Trivial y frívolo un desenlace desafortunado.
Lío en Río
Director. Stanley Donen. Guión: Charlie Peters y Larry Gelbart. Fotografía: Reynaldo Villalobos. Música: KoIeman, Harnick, Wanberg, Spiegel, Blanc y Castro Neves. Reparto: Michael Caine, Joseph Bologna, Michelle Johnson, Demí Moore, Valerie Harper. Comedia. Norteamericana, 1983.Locales de estreno Roxy B, Narváez, La Vaguada 2.
Pero hasta que éste llega, Lío en Río contiene numerosos rnomentos acertados y divertidos, que se amplían con el talento de Michael Caine, el actor sobre el que gira la peripecia del filme, y su baza primordial. Es él quien matiza y enriquece la historia de ese carrozón enamorado a pesar suyo de la hija adolescente de su mejor amigo. Su sorpresa por esa súbita pasión, su inconfesable felicidad, su mal disimulado complejo de culpa, sus ganas de seguir, su miedo a que la historia siga, su afán por quedarse y por huir, son expresados por Michael Caine con un tan extraordinario sentido del humor que le coloca a la cabeza de los grandes comediantes del momento.
Fórmulas de la nostalgia
En Lío en Río, al menos no hay patochadas. Claro que tampoco es la comedia que parecía propia en Stanley Donen, si su visión de la sociedad. se hubiera acompasado con el tiempo. Que éste sea el mismo director de aquella compleja Dos en la carretera, donde contempló las vicisitudes de la pareja con un compromiso más directo y no por ello con humor menos espectacular, indica que en los casi 20 años transcurridos desde entonces ha permanecido en la fórmula de la comedia, pero no en su origen. Donen siente nostalgia por aquel tiempo en que el espectáculo era brillante y la risa una forma de crítica: introduce secuencias de Volando hacia Río, un delirante musical con Astaire y Rogers, e insinúa, de la mano de Michael Caine, un retrato siniestro de la pareja tradicional, enfrentada a la sugestiva sensualidad de Río. Sólo que utiliza también fórmulas de la nostalgia. En los tiempos cinematográficos que corren no. es poco para la comedia.
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