Alfredo Stroessner cumple 30 años como presidente de Paraguay

En un ambiente poco festivo, cargado de austeridad y sobriedad, el régimen militar paraguayo celebró ayer los 30 años de la llegada al poder de su presidente, el general Alfredo Stroessner, que ha sido reelegido seis veces, en comicios cuya legitimidad ha sido siempre cuestionada. Sólo la festividad de Nuestra Señora de la Asunción, patrona de la capital, que permánece en estado de sitio desde la llegada del general al poder, modificó la apática vida de la ciudad con la celebración de una parada militar y un festival artístico.

El general Stroessner, de 71 años, hijo de un inmigrante alemán, es el más antiguo de los gobernantes latinoamericanos y su dictadura es la más sólida, aparentemente, de las instauradas en el contitiente. Su sucesión es un tema tabú del que nadie habla, al menos en público.

"Yo tengo la conciencia tranquila, y no tengo la menor vergüenza después de tanto tiempo al frente del Gobierno", declaró recientemente el presidente Stroessner. "Yo no gobierno por mi. ambición personal, sino por la confianza popular. Dios y la salud que me acompañan".

Stroessner, conocido como El Rubio, por el color de su cabello, llegó al poder el 15 de agosto de 1954, después de unas elecciones que, tras un golpe de Estado, le condujeron a la presidencia sin apenas oposición política. Su gestión al frente del Gobierno ha convertido a Paraguay en "una dernócracia sin comunismo", en palabras del jefe del Estado.

Stroessner está apoyado por el único partido realmente operativo en el país, el Partido Colorado, así como por el Ejército, del que es comandante en jefe.

Después de la vuelta de Argentina y Bolivia a la democracia, de las próximas elecciones en Uruguay y de la futura elección en Brasil de un presidente civil, Paraguay se encuentra completamente aislado de cara al exterior. Stroessner, por contra, cuenta con el total apoyo de Estados Unidos.