El dinero de Gala

He leído con retraso el asunto del dinero -por lo visto, escandaloso- de Antonio Gala. Les escribo por dos motivos. Primero, para criticar a esa bellaquería que levanta los brazos indignada cuando conoce los honorarios que percibe determinado escritor. Es un tipo de gente que permitió durante años el estatus mendicante-funcionarial del artista, actitud después disfrazada de hipiosismo contracultural años sesenta y que jamás osó hacer lo mismo ante otro tipo de escándalos y polémicas más flagrantes: 250.000 millones que genera el consumo de drogas y que, por lo visto, no están en los bancos; infames aviones que no sirven, etc. Cuando llamamos a un fontanero o a un arquitecto, pagamos, y si no nos conviene llamamos a otro. Creo que el escritor está en el mismo caso.El segundo motivo es concreto y muestra cómo el señor Gala, si le interesa, a pesar de ser el escritor más cotizado, es capaz de esa vieja deferencia de la cortesía, tan escasa en otros grandes plumones de nuestra inexistente literatura. El señor Gala escribió en nuestra revista un artículo de más de dos folios hace casi cuatro meses. Le informé -sabiendo lo que él percibe por este tipo de trabajos- que nosotros tenemos una tarifa, unificada para esta extensión, de 5.000 pesetas. El señor Gala ni tuvo inconveniente y, de hecho, nos remitió el artículo. Creo que esto basta para mostrar que en absoluto es un pesetero. Al contrario, deseo que cuando su secretario conozca la capacidad económica del solicitante exija, no 50.000 pesetas,sino el doble. Ésta es la honestidad del escritor -homenajeado y vapuleado por todos-, y si no, que no molesten. Aprovecho para recordarle al secretario del señor Gala que a su disposición está este cheque en la redacción, ya que ni siquiera se ha molestado en solicitar su envío por correo: no tenemos sus datos del DNI.- Jefe de redacción de La Luna de Madrid.