Una huelga bananera desata rumores sobre un golpe de Estado en Costa Rica
Una huelga bananera mantiene un estado de emergencia desde hace cinco días a los cuerpos policiales de Costa Rica, que a falta de ejército constituyen la única institución armada del país. A partir de este hecho, la Prensa ha manejado rumores acerca de una intentona golpista, reconocida primero y desmentida luego por el ministro de Seguridad, Ángel Edmundo Solano.El propio presidente, Luis Alberto Monge, salió al paso de las especulaciones, negando la posibilidad de que en su país se produzca un golpe por no haber ejército. Éste fue el motivo de su abolición en 1948, tras una breve guerra civil en la que los militares apoyaron a un presidente que trataba de mantenerse en el poder después de ser derrotado en las urnas.
Las compañías bananeras, de capital norteamericano, han sido un foco permanente de conflictos laborales, que en muchas ocasiones se han resuelto con intervenciones de la policía.
La huelga que ha puesto en situación de alerta a las fuerzas de seguridad se inició el 10 de julio. El Gobierno no se ha conformado esta vez con desplazar a sus guardias a la zona, sino que ha cubierto sus vacantes en la capital con la movilización de los civiles inscritos en la Organización para Emergencias Nacionales (Open).
Esta institución equivaldría a la reserva militar de otros países. Está formada por unos 20.000 voluntarios, en su mayoría ex policías, que han ofrecido sus servicios al Gobierno para casos de emergencia. En una situación hipotética de guerra sería el primer cuerpo en movilizarse junto a policías y guardias rurales.
Este insólito llamamiento es el que ha alimentado los rumores golpistas. El ministro de Seguridad admitió en primera instancia, tras una reunión del Consejo de Ministros, que la fuerza pública había sido acuartelada ante las insistentes versiones de que grupos de derecha y extrema izquierda llevaban a cabo planes para desestabilizar al Gobierno.
El titular de Seguridad no respondió a las preguntas acerca de las organizaciones que pudieran estar involucradas en este movimiento sedicioso. Tampoco detalló si se habían producido detenciones. En las calles de San José no se observó ningún movimiento anormal ni pareció haberse reforzado la vigilancia.
El mismo Solano se desmentiría a sí mismo poco después diciendo que desconocía de dónde habían salido los rumores sobre un golpe de Estado, que, en cualquier caso, sólo podría ser obra de un loco. "Este tipo de medidas", añadió, "chocan con la tradición pacífica del pueblo de Costa Rica".
La movilización de voluntarios inscritos en la Open fue justificada por la necesidad de cubrir en la capital las vacantes dejadas por los policías que han sido trasladados a la zona bananera.
La posibilidad de un golpe en un Estado sin ejército resulta altamente improbable, a juicio de los observadores, pero nadie ha pasado por alto la intensa campaña antigubernamental desatada en los últimos meses por algunos empresarios, que acusan al Gobierno socialdemócrata de debilidad ante Nicaragua e incapacidad para afrontar la crisis.
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