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LA LIDIA / FERIA DE VALENCIA

Toreo extractivo

ENVIADO ESPECIALEl toreo extractivo ha tomado carta de naturaleza en la fiesta. Torear es -era- dominar las embestidas. Como ahora los toros no tienen embestida, lo que procede, es sacarles pases mediante técnicas extractivas, que la torería copia de las que utiliza la industria nacional para otros menesteres; por ejemplo, la industria pesquera.

También copia la técnica de la industria petrolífera, pero sale más caro, y únicamente pueden permitirse este lujo los coletudos de tronío. El Viti, por ejemplo, a los toros, sin embestida les extraía sus buenas docenas de pases y unos chorritos de petróleo.

Claro que era El Viti. En la actualidad no hay aquellas figuras de alto poder extractivo. En la actualidad los toreros emplean técnicas más modestas, a despecho de que los toros aún tienen menos pases que los de anteriores épocas.

Plaza de Valencia

28 de julio. Cuarta corrida de feria.Toros de José Luis Osborne, bien presentados, de media arrancada. Niño de la Capea. Dos pinchazos bajos y otro hondo atravesado trasero (silencio). Estocada caída y dos descabellos (vuelta). Luis Francisco Esplá. Estocada caída (ovación y salida al tercio). Dos pinchazos y media (ovación y salida al tercio). El Soro. Estocada (oreja). Pinchazo hondo (vuelta con algunas protestas). Fue asistido en la enfermería de erosiones y contusiones que no le impedían continuar la lidia.

También es cierto que algunos toros -la mayoría de los de ayer, por ejemplo- tienen pases, en tanto que los toreros se las ingenian para que no los tengan. Emplean, a tal efecto, el procedimiento de ahogarles las embestidas. El toro con pases se siente atosigado por la proximidad de la pañosa, que les resoba el hocico, y por la proximidad del hombre, que a lo mejor huele. En tales condiciones, renuncia a embestir, y se le alaba el gusto. Uno, si toro, haría lo mismo.

Se produce un curioso contrasentido: de un lado, el torero hace lo imposible para que el toro no embista; de otro, hace lo imposible para sacarles pases, cuando es de sobra sabido que los pases no pueden existir si el toro no embiste. (Conviene leer de nuevo el anterior razonamiento). Mientras tanto, el público bosteza.

Toreros como Niño de la Capea, no es extraño que practiquen esta modalidad de toreo, pues con ella han hecho fortuna; ni como El Soro, que voluntariamente se cataloga en el tremendismo y precisa de la cercanía de las astas para su más convincente realización. Por eso lo repitieron ayer con natural desenfado y la afición lo aceptó sin la menor crítica. Es más preocupante que Esplá, cuya vocación le exige torería, recurra a los mismos trucos. Dos toros manejables se les dejó ir sin torear.

Y eso fue la corrida: sacar pases, como el que captura sardinas en el litoral marroquí.

Existen toreros con habilidad de virtuosos. Tal es el caso de Dámaso González que, según explicábamos el caso, se entrena con la mesilla de noche, a la que tiene cogido el sitio, y como ha encontrado la técnica para que le embista, ya le embiste todo; toros sin pases incluidos. Los diestros de ayer no poseen habilidad de virtuosos, y así les luce la castañeta.

Soro y Esplá alternaron en banderillas. Estuvieron fáciles. Soro clavó los palos tras una carrera inverosímil, en la que daba giros como el tiovivo. Esplá no encontraba terreno donde reunir con el quinto -cosa rara en este torero- y finalmente le prendió un cuarto par emocionantísimo, por los adentros de chiqueros. Al Soro le volteó su primer toro cuando iniciaba la faena de muleta. Fueron amenidades que les agradecimos en el alma pues el toreo extractivo, la verdad, no hay quien lo aguante.

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