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La Asamblea portuguesa aprueba el polémico proyecto de ley de seguridad interna

El Parlamento portugués aprobó ayer, a título provisional, el proyecto gubernamental de ley sobre Seguridad Interna y Protección Civil, con 137 votos a favor, 79 en contra y dos abstenciones. El voto, que se realizó a las siete de la mañana del ayer, después de un maratón parlamentario iniciado el 20 de junio, no tiene efectos prácticos debido a que la propuesta tendrá que ser aprobada de nuevo en la próxima sesión legislativa y a que el propio Gobierno se comprometió, junto a los diputados de la mayoría, a alterar profundamente su proyecto antes de someterlo de nuevo al pleno.

Además el presidente Eanes ya anunció su intención de enviar la futura ley al Tribunal Constitucional y de vetarla si acaba por consagrar las "violaciones de las libertades y garantías" denunciadas por ilustres personalidades de la magistratura y del derecho portugués.La importancia otorgada por el Gobierno de Mario Soares a un acto sin consecuencias inmediatas llevó al diputado socialista Manuel Alegre a afirmar que el Ejecutivo confundió, en materia de seguridad, "firmeza con obstinación", mientras que otro líder del PSP, Mario Sottomayor Cardia, calificaba de "derrota del Gobierno" este voto, dado por disciplina partidaria por los diputados de la mayoría "sin saber siquiera lo que estaban votando", actitud que constituye, en su opinión, una "falta de respeto hacia las instituciones democráticas y también al propio Gobierno, cuya dignidad debe ser defendida por quienes transitoriamente ocupan funciones gubernamentales".

A lo largo de más de un mes de debate quedó claro que el proyecto gubernamental era una monstruosidad que muy pocos ministros y parlamentarios de la mayoría estaban dispuestos a defender públicamente. Los propios líderes, Mario Soares y Mota Pinto -presidente y vicepresidente del Gobierno, respectivamente- no acudieron al Parlamento, y se limitaron a defender por fuera el texto. El proyecto era embarazoso incluso para el ministro de Justicia, Rui Machete (socialdemócrata), y el de Estado, Almeida Santos (socialista), crucificados en el banco del Gobierno por los duros ataques de la oposición comunista y de los históricos del partido socialista y de los aliados socialistas de izquierda y socialdemócratas independientes.

Diputados rebeldes

La debilidad de la posición gubernamental fue retratada por el voto final, con ocho diputados socialistas dispuestos a infringir, abierta y deliberadamente, la disciplina partidaria, y otras tres abstenciones socialistas de peso, como la del presidente del Parlamento, Manuel Tito de Morais. Otros aún optaron por la ausencia, como el líder de la UGT, Torres Couto.Las cosas no iban mejor del lado de los socialdemócratas: destacados líderes del ala izquierda se ausentaron y cerca de tres decenas de diputados entregaron declaraciones de voto escritas para exigir profundas alteraciones del proyecto de ley.

Este debate, que deja grandes heridas en el seno de la mayoría y en las relaciones entre los partidos que la componen y el Gobierno, ocupó prácticamente todo el tiempo útil de la sesión suplementaria del Parlamento luso. Éste entró ayer en vacaciones hasta el 2 de octubre sin haber podido examinar los muchos asuntos pendientes que habían determinado la prolongación de las sesiones desde el pasado 15 de junio.

La batalla acerca del tema de la seguridad y del refuerzo de los poderes policiales queda abierta. El viceprimer ministro y líder de los socialdemócratas ha dicho ya que no aceptará "alteraciones que modifiquen la filosofía del proyecto". Pero hasta octubre muchas cosas pueden suceder. El propio Mota Pinto no está muy seguro de conservar el liderazgo más allá del propio congreso nacional de Partido Social Demócrata, a principios de septiembre, y en Lisboa los rumores de crisis gubernamental son cada vez más fuertes.

Por otra parte, el viceprimer ministro portugués, Carlos Mota Pinto, anunció que su partido, el Social Demócrata, solicitó una audiencia al general Eanes para que el presidente de la República se "explique acerca de sus recientes declaraciones a la Prensa extranjera y portuguesa" (véase EL PAIS de 23 de julio).

La intención, confirmada por primera vez por Eanes, de iniciar una carrera política partidaria después del fin de su segundo mandato provocó fuerte agitación en los medios políticos lusos, sobre todo después de que el presidente afirmara a la televisión de Portugal que entendía que "no tiene babida en la actual situación política portuguesa el estatuto de independiente".

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