El ex primer ministro israelí Beguin aboga por la formación de un Gobierno de unión nacional

El escenario poselectoral en Israel se clarificó ayer al ganar adeptos entre la clase política la idea de la formación de un Gobierno de unión nacional una vez que las dos grandes coaliciones rivales, la derecha del Likud, en el poder durante la legislatura anterior, y la izquierda laborista, en la oposición, acaben, probablemente, fracasando en sus intentos de convertirse en el eje central del futuro Gobierno. El propio Menájem Beguin rompió ayer su mutismo de meses para manifestar que un Ejecutivo de esas características sería "un hecho muy positivo para el país".

El ex primer ministro y mentor de Isaac Shamir, Beguin, alejado de toda actividad política desde el pasado mes de marzo, hasta el punto de que no acudió a votar el pasado lunes, aboga por un Gobierno de amplia base con la presencia del Likud y de los laboristas y presidido por su sucesor al frente del Ejecutivo, Shamir. Sin embargo, Beguin no rechaza, por primera vez, la posibilidad de: que al frente de tal Gobierno pueda encontrarse el laborista Simón Peres.Las palabras del fundador de la coalición Likud -cuya verdadero alcance habrá que ver en los próximos días- en favor de un Gobierno de unión nacional no hacen sino reforzar las voces de los máximos dirigentes de este: grupo (comenzando por el todavía primer ministro, Isaac Shamir), del jefe del Partido Nacional Religioso y del líder de la formación liberal Yaliad, favorables todas ellas a la constitución de: un Gobierno lo más amplio posible, criterio al que también se: han sumado en las últimas 24 horas cuatro prestigiosos escritores que formularon un llamamiento a la izquierda moderada para que se adhiera a este proyecto.

Entre las motivaciones que incitan a Peres a compartir el poder con sus adversarios electorales, figura, según fuentes laboristas, la amenaza de ser desbancado de la presidencia de su partido si éste permanece en la oposición unos años más. En cambio, el interés de Shamir por la constitución de un Gobierno de ese tipo podría disminuir si el escrutinio de los sufragios del Ejército, que finaliza hoy, le otorga un escaño más y le permite reunir más fácilmente la indispensable mayoría parlamentaria de 61 diputados.

Antes de iniciar conversaciones con vistas a la formación del Gobierno de unión nacional, Peres quiere asegurarse que la tendencia más a la izquierda del laborismo, el Mapam, con siete escaños y reticente a la iniciativa, no abandonará el movimiento si se asocia con la derecha nacionalista para dirigir el país.

El objetivo del hipotético Gobierno de unión nacional sería el de hacer frente conjuntamente a la gravísima crisis económica que azota al país y que ha obligado a las autoridades monetarias a imponer a partir de mañana un impuesto del 15% sobre la compra de divisas para viajes particulares y a prohibir el envío de transferencias a familiares en el extranjero.

¿Cómo actuaría en política exterior un Gobierno cuyos dos principales integrantes discreparían sobre problemas tan importantes como el porvenir de los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza? ."Muy fácil", contesta Eliahu Ben Elisar, diputado del Likud y presidente de la comisión parlamentaria de Asuntos Exteriores y de Defensa, "se mantendría la actual situación, y no se tomarían nuevas iniciativas".