Genscher inicia en Teherán el deshielo entre Irán y Occidente
La visita a Teherán, iniciada ayer, del ministro germano occidental de Asuntos Exteriores, Hans Dietrich Genscher, a quien acompaña una importante delegación de hombres de negocios de su país, constituye el principal acontecimiento diplomático registrado en Irán desde el bloqueo occidental contra Irán decretado por Estados Unidos a raíz de la captura de los rehenes norteamericanos en la Embajada estadounidense en Teherán, en noviembre de 1979.
Los observadores señalan que el propósito central de la visita de Genscher es el de incrementar las relaciones comerciales bilaterales, que se hallan en un nivel alto y creciente desde el colapso experimentado en aquéllas a raíz del triunfo revolucionario islámico en febrero de 1979. Antes de la revolución, la República Federal de Alemania importaba anualmente 11,4 millones de toneladas de petróleo de Irán, frente a los 2,1 millones de toneladas que importa actualmente.La RFA exportó el pasado año a Irán mercancías por valor de 305.000 millones de pesetas, frente a los 225.000 millones de pesetas de exportaciones iraníes a la RFA. La colaboración se extiende a aspectos tan decisivos como el de la construcción de tres centrales nucleares por parte germana.
Pero a pesar del monto de estos intercambios, a nadie se le oculta que la visita del ministro de Exteriores alemán occidental a Irán implica un deshielo político-diplomático real de Occidente con el régimen del ayatollah Jomeini, convenido, o al menos anunciado, en la cumbre de países industrializados celebrada el pasado mes de junio en Londres.
Irán es un mercado potencial de gran envergadura, necesitado de casi todo en situación de guerra, y que Irán paga puntualmente hasta ahora con las divisas que extrae de su exportación de crudo. Británicos y alemanes occidentales libran una carrera frenética y sorda por recuperar este mercado.
Dentro de la intensa actividad política que Teherán despliega, fuentes diplomáticas aseguran que la reciente visita a Moscú de un alto funcionario del Ministerio de Exteriores iraní, Mohamed Sadr, tuvo por objeto, entre otros propósitos, la preparación de un inminente viaje de su titular, Akbar Velayati, a la URSS.
Irán pretende así, según las mismas fuentes, llamar la atención de Washington y mostrarle que cualquier avance en la afinidad militar norteamericana hacia Riad, a propósito de la guerra del Golfo, hallará su movimiento simétrico en dirección a Moscú por parte de Teherán.
Respecto a la contienda, las mismas fuentes dicen que Irán e Irak negocian secretamente un eventual fin de la guerra con mediación de un tercer país, que podría ser Turquía o Egipto.
Al mismo tiempo, se sabe que el régimen iraní ha intensificado sus vínculos con Nicaragua, a quien ha comprado a precios holgados toda su cosecha de caña de azúcar, según fuentes solventes.
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