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La policía francesa detiene en un control de carretera a un 'etarra' acusado de la muerte de cuatro guardias civiles

Francisco Javier Lujambio Galdeano, presunto miembro de ETA Militar residente en Francia desde hace cuatro años, fue detenido el sábado en un control de carretera instalado en las proximidades de Askain, localidad situada en el País Vasco francés. El presunto etarra está reclamado por el Juzgado número 1 de la Audiencia Nacional, que le acusa de haber participado en dos atentados en los que perdieron la vida cuatro guardias civiles. Efe informó anoche que también ha sido detenido el residente vasco Javier Txakartegui, si bien se ignoraban los cargos que se le imputan. Con éstas son ya siete las detenciones realizadas por la policía francesa en los últimos días siguiendo los requerimientos de Interpol.

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La primera de estas acciones fue cometida en diciembre de 1979 en las inmediaciones del club Pusi, de Urnieta (Guipúzcoa) Dos guardias civiles fueron abatidos por el comando de ETAm Adarra, del que supuestamente formaba parte Francisco Javier Lujambio. En mayo de 1980 el mismo comando terrorista participó en un enfrentamiento armado en Goizueta (Navarra), en donde murieron dos guardias civiles y el presunto activista de ETA Militar José Luis Zabaleta Elósegui.Por otro lado, los julcios de ex tradición de los seis presuntos miembros de ETA detenidos en Francia en los últimos 10 días se iniciarán previsiblemente a partir del próximo día 15 de agosto. Ayer, las autoridades francesa pusieron en libertad a otro vasco detenido días antes, Juan Antonio Urretxua Cearreta. Fuentes judiciales francesas atribuyen la reciente puesta en libertad de Luciano Arambarri Badiola a las lagunas técnicas que, al parecer, se observan en el informe sobre las supuestas actividades delictivas del presunto terrorista remitido por el correspondiente juzgado español.

ETA Político-militar VIII Asamblea anunció ayer, a través de un comunicado que hizo llegar a medios informativos vascos, su intención de utilizar la violencia como complemento a la respuesta popular que se producirá en contra de las extradiciones concedidas por Bélgica al Gobierno español". Los polimilis de la VIII Asamblea sostienen que las extradiciones establecen un precedente que puede ser aplicado también por las autoridades francesas. Afirman que "la cortina de humo que envuelve los atentados de los GAL, la acción policial francesa y la concesión de extradiciones son las alternativas del arrepentimiento que impulsan los partidos PNV y Euskadiko Ezkerra", a quienes atribuyen "la misma dosis de responsabilidad y complicidad que la del Gobierno español".

Según los observadores, está claro que ETA pierde terreno en el sur de Francia a marchas forzadas y, por primera vez en su historia, se enfrenta a un plan diseñado conjuntamente por los Gobiernos español y francés. Un plan sistemático que en el período de seis meses prevé el incremento paulatino de las medidas represivas y que amenaza el futuro de una organización estructurada desde,sus orígenes sobre e soporte de una retaguardia en el sur de Francia.

Ahora más que nunca, en los círculos políticos vascos se habla de salidas negociadas y de caminos para la paz, y al mismo tiempo se teme una ofensiva desesperada de ETA Militar.

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En una primera reacción, los elementos activos de esa organización tratan de reagrupar al conjunto de los residentes en el comi romiso de no aceptar la oferta de reinsercion propuesta por el Gobierno español y de buscar apoyos en los sectores abertzales (nacionalistas) Vascos franceses, con los que mantienen no pocas diferencias. Las asambleas de residentes vascos que se han celebrado estos días en distintas zonas del sur de Francia han ratificado, al parecer de forma abrumadora, el rechazo a la propuesta gubernamental que permite el regreso de unos 200 activistas, varios de los cuales han acudido a uno de los consulados españoles interesándose por la propuesta.

De los activistas que se han refugiado en Francia, quienes poseen un trabajo estable o hacen una vida regular son los primeros en caer en manos de la policía francesa. A lo largo de estos siete meses de actuación criminal de los GAL no han conseguido ganarse simpatías entre la población vasca francesa, fuertemente conservadora. En un momento en que los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) intensificaban sus acciones, los alcaldes de los Pirineos Atlánticos pidieron al ministro del Interior que interviniera con mayor dureza contra los asesinos a sueldo y contra "aquellos que utilizan el territorio francés para continuar perpetrando crímenes en España".

Los responsables de la oficina de Prensa de la alcaldía de Biarritz, la localidad más turística de la región, creen interpretar a la opinión pública vasca francesa cuando afirman que los residentes vascos están en el origen de los problemas, "aunque en sentido estricto no pueda considerárseles culpables de los sucesos violentos".

Descenso del turismo

A su juicio, la población francesa ve con buenos ojos, entre el asentimiento y la -indiferencia, todas aquellas medidas gubernamentales que conduzcan al alejamiento de los activistas, "porque cree que con ellos desaparecerían también los hechos violentos que empañan la imagen turística de la zona".

El descenso del turismo, un proceso iniciado ya el pasado año, es fundamentalmente consecuencia de la crisis económica. "Los atentados", indican, "no son tantos ni tan graves, ni tampoco indiscriminados: van dirigidos contra personas concretas, contra refugiados, y no contra lapoblación francesa". Los ayuntamientos, los comerciantes y los industriales hosteleros se encuentran sumamente molestos por la imagen conflictiva que, según ellos, ofrecen del País Vasco los medios informativos de la capital francesa.

Un eventual intento negociador por parte de ETA estará, en cualquier caso, fuertemente condicionado por el discurso ideológico que se ha alimentado entre sus bases en los últimos años como oposición a las alternativas propuestas por otros sectores de la izquierda vasca. Así, negociación ha sido sinónimo de traición, durante un largo período en el que los interlocutores del único acuerdo posible eran el Ejército español ("como auténtico detentador del poder del Estado español") y ETA Militar ("como genuino representante del pueblo vasco").

El eslogan, coreado mil veces, La amnistía no se negocia, la oposición a cualquier participación en las instituciones y el rechazo de toda vía que no suponga una ruptura o "no agudice las contradicciones del poder" continúan siendo hoy día referencias de la izquierda abertzale radical.

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