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Murió Brassaï, el fotógrafo de la vida nocturna de París y gran amigo de Picasso

A los 84 años de edad, desapareció en Niza, el pasado lunes, un gran amigo de Picasso valorado como un genio de la fotografía: Brassï en el mundo del arte no hace falta decir más, como si le faltaran nombre y apellidos, a pesar de que su partida de nacimiento dice que vino al mundo en Brasso (Rumanía) y que fue bautizado Gycula Halasz. Brassaï, en este país, ha cubierto una época, el siglo XX.

Brassaï, reconocido como un maestro del blanco y negro, ha marcado un hito en la historia de la fotografía. Hoy, los fotógrafos, para situar una obra precisan si es "de antes de Brassaï, o de después.El artista rumano llegó a París en 1923, y al día siguiente como quien dice se enamoró de aquella llamarada creativa que era la capital mundial del arte.

La primera ronda de Brassaï por París fue nocturna, y el primer capítulo de su obra, también. Llegó a la fotografía gracias a una revista de vanguardia que publica en 1933 su primer trabajo, Paris de noche, libro de un peatón infatigable que deambula por la ciudad dormida. Aún no se ha acabado de cantar el aliento de la penumbra del deseo que respiran las fotograrlas del París de los burdeles, del de los cuchitriles del pecado, de todo lo que rezumaba sordidez, pero que, captado por la cámara de Brassa1 se sublimaba hasta las cimas de la poesía.

La noche y el aleteo del deseo, buscado sin remilgos en los lugares más recónditos o torcidos, han constituido una parte determinante de su obra; El Paris secreto de los años treinta es otro de sus primeros libros básicos; otro, que revela una dimensión más de su obra, se titula Los artistas de mi vida, en el que aparecen Bonard, Giacometti, Picasso, etcétera. Brassaï también era escritor y son célebres sus perfiles, escritos y fotografiados, empezando por el que publicó en 1964 con el título Conversaciones con Picasso; el filósofo Jean Paul Sartre, su compañera Simone de Bauvoir, Colette, Claudel, son algunos de los que inmortalizó. Nunca fotografió a sus personajes por medios retorcidos, sino que consideraba la toma como un suceso artístico y quería que los afectados fueses plenamente conscientes de ello.

Brassaï, aun recientemente, manifestaba que vivir eternamente sería monótono, y que es el deseo de dejar una huella de lo efimero de la vida lo que provoca la creación artística.

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