_
_
_
_

La nueva clase política

A la prensa nacional ha saltado el comportamiento del presidente de una comunidad autónoma cuyo nombre y filiación política no hacen al caso, naturalmente, porque de lo que se trata es de analizar unos hechos y unas conductas que, por lo demás, no son desgraciadamente algo aislado, del que se puede decir que gobierna en provecho de su familia carnal y política, que es la actitud que desde tiempo antiguo se conoce con el nombre de nepotismo. Esto quiere decir que nepotismo ha habido, nepotismo hay y nepotismo habrá porque el hombre es siempre el hombre y, si está en situación de poder, puede sentir la tentación de aprovecharse de él en propio provecho y en favor de los suyos. Para eso están las leyes, y para eso está también la prensa, que alerta a la opinión pública: para conseguir que esas situaciones sean cada vez mas raras y, si es posible, se extingan. Pero el caso que nos ocupa es singular, no por tratarse de un nepotismo, sino porque, hecho éste sí singularísimo en la historia, ese nepotismo trata de justificarse según estos argumentos ciertamente notables: "Ningún ciudadano puede ser marginado de sus derechos por el hecho de ser familiar de un político", de donde se deduce -si atendemos a la praxis en que se encama esa máxima- que puede ser privilegiado. O "yo estoy muy contento de que mis paisanos se hayan beneficiado más", lo que indica una curiosa concepción de la igualdad ciudadana; o todavía: "La concesión de los créditos se ha hecho respetando escrupulosamente la legalidad vigente" (...) 5 de julio

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_