Cinco años sin consignas
Tres artefactos de gran potencia estallaron en Madrid el 29 de julio de 1979, entre la una de la tarde y la una y cuarto, en terminales de viajeros. Cuatro personas fallecieron en el acto y otras dos murieron poco después como consecuencia de las heridas que habían sufrido en alguno de los atentados terroristas.Las explosiones se produjeron en las consignas del aeropuerto internacional de Madrid-Barajas y de la estación de ferrocarril de Chamartín y en un mostrador de facturación de la estación de Atocha. Los activistas de ETA político-militar camuflaron en maletas las bómbas, con detonadores de relojería, y depositaron los bultos en las consignas automáticas o los facturaron.
Este suceso, y la campaña de colocación de explosivos en playas del Mediterráneo que la misma organización desencadenó el verano siguiente, provocaron una orden de la Dirección de la Seguridad del Estado, en julio de 1980, para que todas las consignas de las estaciones de Renfe fueran clausuradas.
Pese a las protestas de viajeros y organizaciones de consumidores, que han reclamado en numerosas ocasiones la reapertura de los servicios de custodia de equipajes y el establecimiento de medidas de seguridad y control sobre el contenido de los bultos, Madrid sigue sin disponer de consignas en las estaciones de Renfe y en el aeropuerto, que cada año utilizan varios millones de viajeros.
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