El rey Juan Carlos destaca la necesidad de conservar los recursos pesqueros
El rey Juan Carlos inauguro ayer en Roma, en la FAO, la Conferencia Mundial de Pesca, en la que participan 150 países. Es la primera conferencia que va a discutir todos los aspectos de la pesca desde que el nuevo Derecho del Mar fue aprobado en 1982. Están presentes países que no pertenecen a la FAO, como, por ejemplo, la Unión Soviética.
El Rey de España, que era la primera vez que visitaba la FAO, fue recibido, junto con la Reina y las dos infantas, con mucha simpatía. Muchos de los empleados de la FAO, a la llegada de la familia real, abandonaron sus puestos de trabajo para, desde los rincones más inverosímiles, poder ver, aunque fuese desde lejos, a la familia real española.Don Juan Carlos pronunció su discurso de pie, sereno, sin ostentaciones. Fue breve, pero enjundioso. Y también valiente, como cuando afirmó que es necesario defender las riquezas del mar "de Un afán depredador de corta y egoísta visión". Destacó la importancia de salvaguardar lo que constituye, dijo, "una de nuestras principales fuentes, no ya de riquezas, sino incluso de vida". ¿Cómo hacerlo? Don Juan Carlos insistió mucho en todo su discurso en la necesidad de una adecuada colaboración internacional "para alcanzar", subrayó, "una óptima utilización de los recursos vivos del mar en beneficio de todos los países de la tierra, y en especial de las poblaciones más desasistidas".
Hizo el Rey la apología de la España de tradición pesquera. Recordó que en este aspecto su historia se remonta al siglo XIV, y que ya en el siglo XVI pesqueros españoles se adueñaban de¡ bacalao en Terranova. Elogió la preparación de España en materia de formación náutico-pesquera y dijo que toda esta riqueza profesional y técnica española tiene las puertas abiertas a los países que lo necesiten y quieran servirse de ellas.
Acabó con una vibrante apología de los pescadores: "Esos hombres del mar", dijo el Rey, "a quienes tantas veces, desgraciadamente, olvidamos y a quienes en pocas ocasiones se les rinde homenáje". Para ellos, don Juan Carlos pidió concretamente mayor formación profesional, mayores niveles de seguridad, embarcaciones más confortables y en general, dijo, "una mejor calidad de vida".
Sus palabras las siguieron sin parpadear los tres representantes soviéticos a través de la traducción simultánea en ruso. Y lo aplaudieron con ostentación.
El director general de la FAO, el libanés Edouard Saouma, presentó al Rey hablando en español, afirmando que don Juan Carlos "ha sabido reunir en torno a sí a todos los españoles y constituirse en el defensor de los valores democráticos y el garante de la unidad nacional". Tuvo también Saourna palabras de gran elogio para España, uno de los países que más contribuyen a sufragar los gastos de la FAO, afirmando que nuestro país 11 es un puente entre Europa y los grandes espacios marinos", concluyendo que "su candidatura a las comunidades europeas es una oportunidad que no debe desaprovecharse".
Don Juan Carlos, con la Reina y las dos infantas, tras haber participado en un almuerzo ofrecido en la FAO por el director general, se entretuvo familiarmente con los 80 empleados de la agencia. Roma obsequió ayer a la familia real española con una de sus magníficas jornadas de luz blanca y rosa, y los Reyes pudieron, desde la atalaya de la FAO, contemplar un panorama soberbio que iba desde los foros romanos hasta la imponente cúpula de San Pedro. La estancia del rey Juan Carlos en la ciudad santa ha proporcionado una nueva muestra de la entrañable amistad que une al Rey con el presidente de Italia. En efecto, en un rasgo típico de su carácter, Sandro Pertini dejó ayer al Rey de España su coche oficial para desplazarse por Roma.
El presidente italiano -no quiso que el Rey de España se moviese por Roma con un coche oficial de la FAO o uno de protocolo de la República y dio órdenes personales para que su automóvil -un Maserati berlina negro de 12 cilindros-, su conductor y su escolta motorizada personal se pusiesen a disposición del rey Juan Carlos. El detalle del presidente Pertini fue aceptado por el monarca español, quien, en compañía de la reina doña, Sofía, se trasladará a bordo de este vehículo durante sus dos días de estancia en Roma.
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