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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El 'glamour' de Hollywood

Es difícil prescindir de la fascinación ante una película como ésta. Puede que ese gusto por encontrar en la pantalla tan ingenua historia de buenos y malos, de aristócratas y criados, de islas perdidas y de buscadores de perlas, dependa de la edad de cada uno. Haber contemplado en la niñez las fantásticas e inverosímiles historias de aquel Hollywood de consumo, haberse dejado encantar por las historias de piratas y duelos y de amores felices entre seres perfectos puede ser ahora una razón para el encandilamiento y la sonrisa, tan distanciada como nostálgica.Lo curioso es que, considerando las condiciones de la época, aceptando sin rencores, como inevitable regla del juego, su primitiva filosofía de la vida, hay que convenir en que, además, John Cromwell era un excelente director, un exacto medidor del ritmo, del plano, de la interpretación. Ese casi todo que en el filme ocurre se engarza con curiosa normalidad gracias al nervio de quien todo lo controla.

El hijo de la furia

Director: John Cromwell. Guión: Philip Dunne, según la novela de Edison Marshall. Fotografia: Arthur Miller. Música: Alfred Newman. Intérpretes: Tyrone Power, Gene Tierney, George Sanders, Frances Farmer, Roddy MacDowall, John Carradine, Elsa Lanchester. Aventuras. Norteamericana, 1942. Local de estreno: Luchana.

Aventuras imposibles

Ya se sabe que el Hollywood de los cuarenta no era el paraíso de los autores, y quizá el resultado de una película como ésta no se le pueda adjudicar al trabajo de un solo hombre; pero, en todo caso, ahí queda esa magia glamourosa, ese juego de imposibles aventuras y personas, como excelente documento de la época, de nuestra educación, lo hiciera quien lo hiciera.El control de los estudios se ejercía en primer grado sobre el reparto. Ante todo eran películas de actores. En este caso había que combinar a la bellísima Gene Tierney con el galán Tyrone Power, y en segundo lugar, incluir a Frances Farmer, la combativa actriz sobre cuya vida el pasado año se rodó Frances, con Jessica Lange. En el caso de la protagonista, ninguna objeción: Gene Tierney siempre fue fascinante. En el del actor, en cambio, quizá sea más fácil la discordia. Por mi parte, continuamente eché de menos a Errol Flynn en las películas de Power: su extraño cuerpo y la blandura de su cuerpo distancian más que el tiempo transcurrido entre su época de éxito y este hoy escéptico de las aventuras que interpretó.

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