Por la libertad de Wilson Ferreira Aldunate
Desde el momento en que Wilson Ferreira Aldunate, máximo dirigente del Partido Nacional uruguayo, volvió a su tierra el pasado día 16 para caer en manos de la justicia militar, políticos de todo el mundo han pedido públicamente su libertad. A este clamor se une desde aquí el presidente del Instituto de Cooperación Iberoamericana de España.
Hace unas pocas semanas me decía Wilson Ferreira, centrista, católico, burgués, que en ningún país democrático de Europa había encontrado el grado de libertad que en España, especialmente a partir de octubre de 1982.Y lo decía un conocedor del tema, porque de toda América Latina, el pueblo uruguayo es sin duda el de mayor apego a la libertad, el de mayor tradición democrática, que además no se ha roto ni en los 10 años de dictadura: en las dos consultas realizadas por los militares, las propuestas del Gobierno fueron derrotadas aparatosamente, a pesar de no existir las mínimas condiciones para la defensa de las posiciones no gubernamentales.
Wilson, ahora detenido por los militares uruguayos, es un hombre con una radiante personalidad. Fogoso, irónico, brillante, con un enorme sentido del humor, domina el arte de la persuasión, como tuve ocasión de comprobar en dos ocasiones.
La primera, en 1977, en Madrid, cuando se lo presenté a Felipe González. Fue una conversación deliciosa en el despacho del secretario general del PSOE en la vieja sede de Santa Engracia. Desde entonces sus relaciones con nosotros han sido felices y fluidas.
Una vez más, comprobé que el factor humano, personal, en el acercamiento a Latinoamérica es mucho más importante que la etiqueta política, que en ocasiones dice poco o nada sobre nuestro interlocutor.
La segunda oportunidad fue en París, en 1980, cuando Wilson, junto con otros destacados exiliados latinoamericanos, comparecieron ante la Comisión de Asuntos Políticos de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, invitado por nosotros, como testimonio para mi informe sobre los derechos humanos en América Latina, que meses después fuera aprobado en Estrasburgo.
Los 35 parlamentarios presentes quedaron verdaderamente impactados por Wilson, que es bastante heterodoxo en la presentación de los hechos dolorosos: jamás utiliza recursos lacrimosos ni autocompasivos, sino que, sin dejar de decir las cosas, fustiga con la sátira y en clave tragicómica la historia reciente de su país, produciendo un ' efecto muy superior y efectivo entre quienes lo escuchan.
Políticos y militares
Wilson Ferreira es bastante representativo de la política uruguaya. Siendo éste un país pequeño, flanqueado por dos grandes, Argentina y Brasil, cuenta, sin embargo, con unos políticos de gran calidad, en contraste con unos militares de escasa formación. Una excepción, la del general Líber Seregni, perseguido y marginado por sus compañeros de armas.
Precisamente esa escasa finura les ha llevado a cometer el gran error de detener a Wilson Ferreira a pocos meses de las elecciones, convirtiéndole así en el gran favorito para las mismas, aun en el caso de no ser candidato, porque su segundo, Pereira, puede ser convertido en el Cámpora uruguayo, mientras Ferreira-Perón continúa en prisión.
En circunstancias normales, en cambio, tiene más posibilidades el Partido Colorado, tradicionalmente mayoritario frente al Partido Blanco, o nacional, de Ferreira, y cuyo candidato, Julio María Sanguinetti, es un hombre prestigioso y popular.
En el momento de escribir estas líneas, Wilson Ferreira continúa preso, y es una obligación de todo demócrata dedicar sus esfuerzos a conseguir su libertad. Wilson ha vivido una parte importante de su exilio en España, aquí ha dado conferencias, participado en congresos y reuniones, como el Encuentro en la democracia de abril de 1983, y ha mostrado en todo momento su apego y simpatía por nuestro país.
Por todo ello, nuestro primer objetivo hoy es la liberación de Wilson Ferreira Aldunate.
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