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Entrevista:

Jonathan Alford: "La guerra de las estrellas es una reevaluación de un criterio defensivo desechado en los años setenta"

Soledad Gallego-Díaz

El programa de investigaciones sobre sistemas defensivos antibalísticos desarrollado por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres se compone' de dos partes. La primera, que atrae la atención del público, es la propia guerra de las estrellas, que supone la utilización de sistemas colocados en el espacio para proporcionar defensa contra un ataque (láser, satélites y partículas de alta velocidad). La segunda es más tradicional: cómo atacar cabezas nucleares estratégicas desde el suelo usando un misil antibalístico."Lo que acabamos de ver es un nuevo esfuerzo dentro de este apartado: interceptar una cabeza nuclear atacante utilizando métodos no nucleares. En los años sesenta se estudió la posibilidad de, una defensa estratégica y la idea era hacerlo con misiles interceptores dotados de cabeza nuclear. Lo de ahora forma parte de una serie de tests, denominados homing overlay experiment, que es simplemente la palabra técnica para un programa de interceptortes convencionales", explica el director adjunto del Instituto, Jonathan Alford.

"Quiero insistir", añade Alford, "que se trata sólo de un programa de investigación y que en el experimento no había medidas de contrarréplica. Es una tarea relativamente simple, aunque implique una tecnología muy compleja. No se trata de un test operacional, sino de un experimento para establecer la viabilidad del concepto, y no hay ningún artículo dentro del tratado de 1972 que prohíba la investigación y desarrollo. Los soviéticos, por ejemplo, han mejorado los misiles antibalísticos autorizados por este tratado. Otra cosa sería que en el futuro estos sistemas comenzaran a instalarse. Se plantearía en todo el mundo el interrogante sobre si el existente tratado podría ser renegociado o abrogado tanto por Estados Unidos cómo por la URSS".

Pregunta. ¿Supone este experimento un cambio de filosofía en la doctrina estratégica norteamericana?

Respuesta. Este experimento también plantea interrogantes, porque forma parte de una amplia iniciativa norteamericana para revisar tecnologías que habían sido desechadas en los años setenta. Cuando se firmó el tratado se pensaba que la defensa contra misiles estratégicos (de larga distancia) no era posible. No merecía la pena gastar el dinero y, además, eran armas desestabilizadoras. Ha habido desde entonces en Estados Unidos una reevaluación de este criterio y existe el sentimiento de no permitir, sin hacer algo en este campo, que la URSS continúe el desarrollo de una tecnología utilizable en una posible defensa antibalística.

Hay dos argumentos: el miedo a que la URSS logre dicha tecnología en un espacio de tiempo corto, de forma que despliegue una defensa antibalística que Estados Unidos no sería capaz de contrarrestar, porque habría abandonado completamente la investigación. El otro argumento utilizado en Washington es que, continuando el programa, hay más posibilidades de lograr acuerdos sobre control de armas en este campo de actividades.

P. ¿Hay pruebas de que la URSS ha continuado la investigación?

R. Hay cantidad de pruebas, pero no en esta particular tecnología. Se cree que la URSS todavía utiliza interceptores dé cabeza nuclear y no convencionales. En general, se estima que en este área particular, que exige computadoras de alta capacidad y velocidad, la Unión Soviética está todavía algo por detrás.

P. ¿Puede llegar un día en que Estados Unidos o la URSS tengan un esquema defensivo antibalístico impenetrable?

R. No lo creo. Incluso los más optimistas en Estados Unidos afirman que la efectividad sería de un 90%. La mayoría de mis colegas cree que ésta es una superestimación. Aunque esta tecnología se desarrollara completamente, un 10% de los misiles atacantes lograría alcanzar sus objetivos. Teniendo en cuenta que el tratado SALT fija un tope de 5.000 cabezas nucleares por cada lado, la estimación más optimista es que 500 podrían superar el sistema defensivo, y eso, en mi opinión, sigue suponiendo una capacidad de destrucción masiva.

O sea, que utilizando el lenguaje llano, el aislante tendría goteras, y esas goteras, en términos estratégicos, serían significativas. Además, un juicio más realista concede una efectividad de sólo el 60% o el 70%, -por lo que hay una serie posible de medidas de contrarréplica.

P. ¿Abre este experimento una nueva carrera de armamentos, en este caso defensivos? '

R. No creo que se trate todavía de eso. Por ahora, es sólo un programa de investigación; pero sí puede terminar convirtiéndose en una carrera.

P. ¿Estaría Europa más segura si Estados Unidos desplegara esos -sistemas defensivos antibalísticos?

R. Estados Unidos afirma que este tipo de sistemas puede proteger tanto.a Norteamérica como a Europa, pero hay mucho escepticismo en Europa" porque esa defensa es mucho más difícil de utilizar:cuando se está tan cerca. El tiempo para interceptar un misil atacante es mucho más corto a este lado del Atlántico, en una relación de tres a uno. Quiero decir, que un misil atacante tardaría en alcanzar su objetivo en Estados Unidos unos 30 minutos, mientras que en Europa e¡ tiempo de vuelo sería sólo de 10 minutos. Hay ciertamente una incredulidad europea sobre la posibilidad de que Estados Unidos puede verdaderamente defenderla.

P. ¿En qué medida podría resultar afectada la capacidad nuclear de las pequeñas potencias, Francia y el Reino Unido?

R. Hasta ahora nos hemos basado en el tratado de 1972 para mantener a la URSS relativamente vulnerable. Francia, y el Reino Unido son relativamente poco sofisticadas, pero si la URSS tuviera una brújula similar, Y se quisiera asegurar un nivel de disuasión mínimo, estos dos países estarían forzados a aumentar su número de cabezas nucleares porque la mayoría de los misiles no podríanipenetrar en la URSS. Esto exigiría un gasto mayor.

P. ¿Puede afectar este experimento a las negociaciones sobre el control de armamento?

R. Creo que puede hacerlo indirectamente en la atmósfera. general de las relaciones Este-Oeste y en las relaciones Estados Unidos-. Unión Soviética, en particular. Se pupde argumentar que una asimetría en la balanza estratégica preocuparía a la URSS y la haría comprender la necesidad de negociar. Pero, por otra parte, la URSS podría verlo como una amenaza. Si los norteamericanos están protegídos por una brújula y la URSS no, puede darse un elemento de miedo en la URSS que provoque un deterioro mayor en las relaciones con Estados Unidos. Es muy difícil predecir cómo se resolvería una situación así. Pero no hay que olvidar que la Unión Soviética tiene en marcha sus propios planes para mejorar su defensa antibalística.

P. ¿Cree usted que hay dudas en las dos grandes superpotencias sobre la efectividad del control de armamentos como un pilar de su propia defensa?

R. Siempre las. ha habido. Es muy difícil saber lo que sucede en la URSS, pero en Estados Unidos los republicanos en su conjunto y la derecha han tenido siempre dudas sobre el valor del control de armamentos. Consideran la época de distensión de los años setenta como una época que debilitó el poderío norteamericano cara a la URSS.

Creo que en los dos últimos años el presidente Reagap se ha dado cuenta de que el control de armamentos puede ayudar a la seguridad nacional, pero, por el momento, es una comprensión a medias y no está dispuesto ahacer la clase de concesiones que serían necesarias para atraer a la URSS a la mesa de negociaciones. Han creído que el control de armamentos era una forma de influenciar la doctrina estratégica soviética. Yo creo que el control de armamentos no puede lograr eso. Después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos podemos ver un nuevo intento de establecer un diálogo con la URSS. Pero todo depende de la actitud de fuerza que quieran mantener. Si son demasiado duros, la URSS no estará interesada. Creo que, de alguna forma, tendrán que modificar sus planteamientos si. quieren llegar a un acuerdo.

Tengo esperanzas de que en los próximos dos. o tres años -no puedo ser más optimista- sea posible volver a negociar sobre armas estrategicas. Soy mucho mas pesimista sobre las armas nucleares de medio alcance (los euromisiles), porque la URSS, por el momento, mantiene que no negociará hasta que se hayan retirado de Europa, y ése es un requisito que Occidente no puede admitir.

P. ¿Cree usted que Estados Un¡dos ha hecho todo lo que podía para reducir la tensión?

R. No; ciertamente, no. No creo que esta Administración haya tenido ningún interés en acomodarse con la URSS. El presidente ha mantenido la opinión, basada en sus instintos personales, de que hay que ser duros con los soviéticos. Por eso hemos visto una fuer te retórica contra la URSS -con expresiones como "imperio del mal"-.

Creo que el presidente estima que hay ganancias políticas, para él en esta posición dura, y no veo ninguna moderación en este tipo de comportamiento. El presidente Reagan cree genuinamente que hay que ser duros con los rusos, aunque ahora esté empezando a ver que eso sólo no es suficiente. Tengo algunas esperanzas de que si logra un segundo mandato moderará su retórica y aceptará que hay que convivir con la URSS.

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