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Un policía municipal de Hernani, detenido por los incidentes en el entierro de Arregui

Los funerales por el etarra Agustín Arregui Perurena, de 31 años, muerto en un enfrentamiento con la Guardia Civil en el transcurso de una operación policial, se celebraron ayer en Hernani, en medio de una gran tensión entre el cuantioso público que abarrotaba el templo de San Juan Bautista y llenaba la plaza del pueblo donde se encuentra situada la iglesia. Un fortísimo despliegue de la policía nacional vigiló todas las entradas y las esquinas de esta localidad, sobre la que sobrevoló constantemente un helicóptero. Tras los funerales, se produjeron violentos incidentes entre grupos de manifestantes y la policía. Uno de los asistentes, Juan José Arrieta, policía municipal de Hernani, fue detenido durante los incidentes, y otra persona resultó herida en la cabeza.El féretro, colocado en una capilla ardiente instalada en el Ayuntamiento de Hernani, fue trasladado al templo cercano a las 17.30 horas, junto a 10 coronas, una ikurriña y el emblema de ETA. Ya en el atrio de la iglesia, donde había una pancarta en euskera que decía Nos pegarán. Nos matarán. Pero no nos aplastarán, estalló la tensión cuando el párroco, Eusebio Iraola, mandó quitar la ikurriña para la celebración de los funerales religiosos. El hecho provocó la airada salida de personas del interior del templo a la plaza, y durante la misa se oían alternativamente los cantos litúrgicos en el interior y los gritos y canciones a favor de ETA en el exterior.

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Al finalizar el acto religioso se bailó el aurresku ante el féretro colocado en el centro de la plaza. Itzíar Aizpurúa, de la Mesa Nacional de Herri Batasuna, habló a los congregados y destacó la represión de Hernani, "cuyos mejores hijos están muertos o en la cárcel". Recordó a Jesús María Zabarte, "que en estos momentos estará sufriendo torturas", y aseguró que "lo más importante es que permanezcamos unidos los abertzales".

Una manifestación de un millar de personas acompañó al féretro hasta el cementerio, bajo la tensa vigilancia de un helicóptero que sobrevolaba a poca altura. Después de efectuarse el entierro, cuando se disponía la manifestación a volver al centro del pueblo, en el cruce de Telleri-Gain se concentraron varios autobuses de la Policía Nacional, uno de los cuales dio un giro a gran velocidad en las proximidades de los manifestantes. Hubo un cruce de insultos y gestos provocativos entre éstos y los policías.

Poco después, la policía advirtió que la manifestación estaba prohibida y que la fuerza pública cargaría contra toda reunión de más de tres personas. Así ocurrió al poco tiempo. Una vez dispersados los manifestantes, numerosas patrullas seguían vigilando los lugares de Hernani más frecuentados en las tardes de domingo.

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