Los fragmentos de un cometa, causa probable de la gran explosión de Siberia de 1908

La gran explosión de Siberia del año 1908 probablemente fue causada por el paso cerca de la Tierra de una nube de fragmentos de un cometa, según la teoría de un astrofísico estadounidense, Kenneth Brecher. Brecher, especializado en temas de arqueología astronómica, piensa que este mismo fenómeno fue también la causa de una extraña explosión lunar observada por unos monjes en el año 1178 y la de las grandes perturbaciones registradas en 1975 por los sismógrafos dejados por los astronautas norteamericanos sobre la superficie lunar.El 25 de junio de 1178 el monje Gervasio, de la abadía de Canterbury, observó que la Luna, entonces en fase creciente, pareció partirse en dos al tiempo que se apreciaba una especie de llamarada. En 1976 se estableció una teoría según la cual se había producido el impacto de un gran objeto que dio lugar al cráter más reciente de la superficie lunar, bautizado con el nombre de Giordano Bruno. Posteriormente, el especialista en cometas L. Kresak sugirió que la misteriosa explosión de Siberia ocurrida el 30 de junio de 1908 se debió a la desintegración en la atmósfera terrestre de un fragmento del cometa Encke, el de menor periodo de los existentes, ya que se acerca al Sol cada 3,349 años.

El cometa Encke es el origen, al parecer, de las lluvias de meteoritos que se observan en la Tierra en los meses de junio y noviembre y que parecen originarse en la constelación de Tauro. Estos fenómenos se notan cada vez que la Tierra atraviesa el camino seguido por este cometa. Kresak señaló que la gran explosión de 1908, que destruyó una gran superficie en Siberia y provocó una sacudida de alcance mundial, coincidió con uno de los meses en los que se produce la lluvia de meteoritos.

La serie de impactos registrada por los sismógrafos lunares entre el 22 y el 26 de junio de 1975 constituyó. la tormenta de meteoritos más intensa registrada durante los 10 años que llevan operando los aparatos en la superficie lunar.

La Tierra y la Luna no volverán a atravesar esta zona hasta el año 2042, pero en junio de 1985 se acercarán a una distancia de 32 millones de kilómetros, lo que quizá permitirá la captación fotográfica.