El Grupo Popular afirma que la ley de Régimen Local crea "auténticos caudillos municipales"

El Grupo Socialista del Congreso reconoció ayer en el Pleno que la ley de bases de Régimen Local potencia el poder del alcalde, lo que fue denominado por el portavoz del Grupo Popular como un modo de establecer "auténticos caudillos municipales". Ese poder de los alcaldes consumió gran parte del debate sobre el proyecto del Gobierno. Al final, surgieron los ataques de tipo personal, y el portavoz conservador José María Aznar llamó a Tomás de la Quadra, titular de Administración Territorial, "ministro clandestino y osado".

Agustín Rodríguez Sahagún, del Centro Democrático y Social (CDS), que fue el primero en intervenir, defendió su enmienda de texto alternativo. El CDS ha dejado de enviar recados, a la Moncloa y en el último mes combate al Gobierno desde el escaño del ex ministro de Defensa y de Industria. Además de calificar el proyecto gubernamental de confuso, reiterativo y casuístico, reveló a la Cámara que su partido tiene mayoría en algunos ayuntamientos. Fernando Pérez Royo, comunista, además de defender la posibilidad de establecer la comarcalización en donde existe tal tradición, se refirió a un tema que va a resultar polémico: lo difícil que resulta sustituir a un alcalde que, según la ley, puede sentirse mucho más seguro en su sillón que el jefe del Gobierno.Las discrepancias entre los enmendantes a la totalidad quedaron centradas en cuanto al funcionariado, lo que aprovecharon los conservadores para recordar las recientes polémicas sobre la ley de Medidas para la Reforma de la Función Públblica. Los consrvadores acusaron al Gobierno de querer acabar con el funcionariado.

Andoni Monforte, del Grupo Vasco, manifestó, en cambio, su temor de que el Gobierno haya sido sometido a presiones por parte de los cuerpos de elite. Monforte repasó leyes desde principios de siglo y acabó por concluir que el dictador Primo de Rivera tuvo un sentido mucho más autonomista en el régimen local que el actual Gobierno.

Los conservadores entienden, por su parte, que las provincias, y en concreto las diputaciones, deben cumplir un papel descentralizador dentro de las propias comunidades autónomas. Los portavoces de Minoría Catalana pusieron el grito en el cielo para que se respeten las competencias que en materia de Administración local tienen las comunidades autónomas.

De estos distintos modos de ver las cosas dedujo el socialista Luis Fajardo que el proyecto del Gobierno es el correcto porque es el más equilibrado.

El diputado socialista dijo que la ley no supone un régimen uniformista, para todo el Estado; de lo que se trata es de integrar lo diverso, y de establecer los límites de la autonomía local en favor del Estado.

José María Aznar, de Alianza Popular, se preguntó dónde están en la ley las competencias de la provincia, y echó en cara a su oponente que en materia local la filosofía socialista no es la misma que la mantenida en la anterior legislatura.

Tomás de la Quadra defendió su proyecto y comenzó por acusar a los conservadores de sostener una política "absolutamente errática, como en todos los temas de Estado". De la Quadra sostuvo que la reunión trimestral del pleno municipal es, simplemente, la fijación de un mínimo. A De la Quadra se le encendió el verbo y, refiriéndose a los populares, dijo: "Yo no sé si su concepto de las libertades es 'la calle es mía', 'el municipio es mío' y 'los funcionarios son míos".

José María Aznar no se contuvo y llamó al ministro "clandestino y osado", y habló del caullidaje municipal. Para Aznar, el que la ley establezca ediles a plena dedicación supone la posibilidad de colocar a sueldo a "amiguetes", y acusó a los socialistas de haberlo hecho ya con 30.000 o 40.00 personas.

Las ocho enmiendas presentadas en el debate de totalidad fueron rechazadas, y la ley seguirá ahora su curso parlamentario.