Baget Bozzo, un sacerdote con sotana que aspira a ser eurodiputado con la lista socialista
De Baget Bozzo el gran público internacional conoce sólo su aspecto moderno de editorialista político mordaz, de historiador implacable de la Democracia Cristiana, de fino intelectual con ribetes místicos, de fustigador de la Iglesia institucional. Pero su historia es más compleja. Primero, la personal Muchos se han preguntado por qué este cura ha sido siempre un enamorado de España, por qué habla correctamente nuestra lengua, por qué se interesa siempre tanto por la vida política española.Es una historia profundamente humana y llena de ternura que él mismo ha revelado a este corresponsal: "Yo fui hijo ilegítimo. No conocí a mi padre; mi madre murió enseguida y me adoptó una mujer catalana, que me dio su apellido".
Se había rumoreado que la Iglesia iba a excomulgar a Baget Bozzo por haber aceptado la candidatura. En realidad, este teólogo ya está bajo sentencia disciplinaria por sus escritos y puede celebrar misa sólo en privado desde hace un par de años. Pero antes de darle el golpe de gracia, el cardenal Giuseppe Siri, arzobispo de Géno va, que había sido el brazo derecho de Pío XII, probablemente se lo pensará dos veces. Primero, porque Baget Bozzo tiene un gran peso en este país como intelectual católico y, además, porque precisamente con Siri, Baget tiene una larga historia. Fue el cardenal quien le empujó a hacerse sacerdote, cuando Baget tenía ya 40 años y era concejal democristiano de Génova.
Baget era entonces una promesa para la Democracia Cristiana y trabajó para la renovación del partido junto a de De Gasperi, Fanfani y Dosetti. Baget pasó de la política a la teología y fue, en los años del conservadurismo y del anticomunismo democristiano, el famoso teólogo del cardenal Siri, el eclesiástico conservador más inteligente de la Iglesia italiana. Pero mientras Sirí se mantuvo como una roca en su ortodoxia clásica, Baget, en contacto con algunas comunidades de jóvenes surgidas después del 68, se acercó a la izquierda.
Pregunta. Usted ha dado un nuevo salto a la política activa ¿Por qué?
Respuesta. Lo primero que quiero aclarar es que ha sido una decisión mía muy personal. He sido yo quien ha pedido esta posibilidad de entrar al Parlamento Europeo al secretario general del PSI, Bettino Craxi, y no al revés, como alguien ha escrito. Y lo he hecho porque quería salir de mi pura intelectualidad de clérigo que escribe sobre política, para hacer un gesto visible en este 1984, que, prescindiendo de la profecía de Orwell, estoy convencido de que constituye una fecha histórica, en la cual los hechos son más grandes que el pensamiento, porque la historia se ha cargado de dramatismo y hemos llegado al punto en el que no sólo no existen ya ideologías, sino ni siquiera pensamiento.
Quería hacer un gesto que revelara claramente mi interés por todo lo humano en este momento dramático de la humanidad, porque hoy no se puede sostener, como en el tiempo de la gran santa Teresa, que son necesarios milagros para salvar las almas. A mí no me interesan las almas, sino, la carne del hombre, su piel, su ahora, su drama de hoy. Y para salvar esta carne, atrozmente martirizada y amedrentada, sí que hacen falta nuevos milagros.
P. ¿Por qué se presenta a. las elecciones europeas?
R. Porque estas elecciones europeas me brindan la ocasión de hacer un gesto realista. En realidad, hoy el problema italiano es todo europeo, y en el futuro de Europa se juegan muchas perspectivas mundiales. Y hoy no se puede pensar estando de vacaciones. Sólo se puede pensar cuando se está presente donde palpitan los problemas más reales. y angustiosos de la vida.
P. ¿Y por qué su empeño con el partido socialista?
R. Nació a raíz del caso Moro, cuando la Democracia Cristiana, para salvarse como partido, demostró tanta dureza de corazón y se opuso a una mediación para salvar a su líder histórico. El PSI, al revés, se jugó el tipo para salvar a Moro, aunque éste no fuera de los suyos. Fue más humano. Además, pienso que en Italia los dos grandes partidos han perdido su carga ideal histórica. Hoy creo que nadie menor de 40 años puede militar en la Democracia Cristiana o en el Partido Comunista por convicción ideológica. Se puede estar en dichos partidos sólo por utilidad, nada más.
El partido socialista, por el contrario, aun prescindiendo de las miserias concretas que pueda tener en cada país, es un partido líbertario, con perspectivas mundiales, que pertenece a un conjunto de familias en Europa, con un pensamiento común, y que está presente, con su realismo o pragmatismo, en los grandes temas que agitan al hombre vivo de hoy El socialismo es la forma política que hoy mejor encarna el teorema de que no es posible la teoría separada de la praxis
P. ¿Cuál es el problema que más le angustia en este momento como hombre, como político y como eclesiástico?
R. Creo que el problema número uno de la Humanidad es que es:tamos viviendo una situación muy similar a la que existía en vísperas de la primera guerra mundial, y no de la segunda, como muchos piensan: el de una guerra que llega de repente; no una guerra nuclear, sino convencional. En la segunda guerra mundial se pensó en la guerra química y no lo fue. Hoy se piensa en la nuclear y podría ser química.
Creo que estos años ochenta pueden ser decisivos para nosotros los europeos: si llegamos vivos a 1990, podremos considerarnos salvados. Creo que nos queda por hacer un proyecto inteligente y no suicida durante el tiempo justo, el tiempo que resista aún la gerontocracia de la Unión Soviética.
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