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El socialista Formica acusa implícitamente a Andreotti de ser el responsable de la P-2

Juan Arias

Rino Formica, jefe del Grupo parlamentario Socialista, ex ministro y una de las personalidades políticas de mayor relieve de su partido, gran polemizador y, según algunos observadores, aspirante a una eventual sucesión del secretario general del Partido Socialista Italiano (PSI), Bettino Craxi -actual jefe del Gobierno-, ha lanzado una bomba ante la comisión parlamentaria que investiga sobre la logia secreta masónica Propaganda Due (P-2), al acusar implícitamente al actual ministro de Asuntos Exteriores, el democristiano Giulio Andreotti, de ser el más alto responsable de la P-2.

Aunque Formica no mencionó expresamente a Andreotti, no cabe duda a nadie de quién es la persona contra la que dirigió sus alegaciones sobre la responsabilidad del mayor intento desestabilizador que ha conocido Italia en los últimos años, y cuyo objetivo era implantar una dirección autoritaria en el país. Así lo han entendido la mayoría de los observadores políticos y la Prensa italiana.Según Formica, la maniobra desestabilizadora de la P-2 fue organizada por los "contrincantes de Aldo Moro" que se proponían cerrar aquellos espacios de democracia que Moro había empezado a abrir. Se trataba de un golpe blanco para establecer en el país una dirección política autoritaria. Y Andreotti fue el gran director de escena.

La reacción de la Democracia Cristiana ha sido durísima. El presidente del partido, Flaminio Piccoli, ha calificado la intervención de Formica como "acto desestabilizador", y ya se habla de una venganza democristiana inmediata: arrancar al PSI, después de las elecciones europeas, la presidencia del Gobierno.

A Formica le respondió también, en el debate de la comisión, el independiente de izquierdas, Aldo Rizzo, quien ha acusado a su vez al diputado socialista de haber interrumpido su análisis político en 1978, fecha en la que personalidades del PSI empiezan a aparecer implicadas en el escándalo de la P-2. Y dijo incluso Rizzo que es a partir de entonces, y con el apoyo de los socialistas, cuando de verdad empieza a realizarse políticamente el intento autoritario de la P-2, con la ruptura de la unidad sindical, la reforma institucional, y el aislamiento de los comunistas.

Los comunistas señalan que, paradójicamente, Formica acaba de firmar el acta de defunción del Gobierno Craxi, que saldrá hecho añicos de esta polémica.

Más aún, según un editorial de L'Unita, órgano oficial del partido, la intervención de Formica ante la comisión P-2 "ha sido un golpe durísimo a toda la política de Craxi", ya que, añade el periódico comunista, los socialistas persiguen actualmente la línea más opuesta a la política de diálogo y colaboración con todas las fuerzas políticas, en un espíritu de unidad nacional, que propugnó Aldo Moro.

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Evidentemente, todos estos ataques hay que leerlos en clave de campaña electoral. El inefable Andreotti, con su flema habitual, sólo ha comentado: "¿Eso es todo? ¿Pero no iba a estallar la guerra?"

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