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Evocación y despedida de Fernando Zóbel

Las previsiones del pintor facilitarán la continuidad del Museo de Arte Abstracto

Las previsiones de Fernando Zóbel, al ceder en 1981 el Museo de Arte Abstracto a la Fundación Juan March, eliminan cualquier duda sobre la continuidad de la obra del pintor, una de las más ambiciosas iniciativas artísticas realizadas en España. Desde el punto de vista legal no hay ningún problema, aunque, como dice Gustavo Torner, amigo personal y colaborador directo de Zóbel en la dirección del museo, "faltará su toque personal".

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Conmovedora personalidad, insólita obra

Desde que la Fundación Juan March se hizo cargo del Museo de Arte Abstracto de Cuenca en enero de 1981, más de 20 nuevos cuadros de gran tamaño, cuidadosamente seleccionados, han venido a engrosar la colección de pintura abstracta española, figurando entre ellos tanto algunos grandes maestros -Tápies, Sempere, Palazuelo, Mompó, el mismo Zóbel- como jóvenes artistas por los que el pintor fallecido mostró siempre un gran interés: Juan Suárez, Guillermo Lledó, José Ramón Sierra, Julio Juste, Solsona, Gerardo Delgado, Soledad Sevilla, Marta Cárdenas... han venido a incorporarse al Museo de Arte Abstracto, por indicación de Zóbel y a través de adquisiciones financiadas por la fundación, en lo que Gustavo Torner califica como "la inversión en arte más importante realizada en España".Tanto para Torner como para el director del museo, Pablo López de Osaba, no hay ningún problema cara al futuro, salvo el hecho fundamental de que ya no estará el refinado sentido artístico de Zóbel. Tras el fallecimiento del artista, la fundación ha decidido inaugurar el próximo curso con una exposición antológica dedicada a Zóbel.

El artista fallecido estaba trabajando los últimos meses con intensidad, pero no tenía ningún proyecto concreto. "Su vida entera era un proyecto", dice Torner. No obstante, Zóbel trabajaba en un nuevo libro de fotografías sobre Cuenca. En esta ciudad pasó el día de su onomástica, el 30 de mayo, saliendo después para el viaje en que habría de encontrar la muerte. En su escala en Madrid, antes de seguir hacia Italia, visitó el Prado, con el propósito de ver Las meninas. "No ha podido volver para contarme lo que le pareció", se lamenta Torner, "pero la visión del cuadro de Velázquez ha sido seguramente una de las últimas imágenes que mantuvo la retina de Zóbel en el momento de su muerte".

El pintor será enterrado mañana en Cuenca con la medalla de oro de la ciudad; una condecoración que no obtuvo hace diez años por el voto negativo de dos concejales del ayuntamiento conquense.

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