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Crítica:FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La lección de Sordera

La otra noche histórica, en el ciclo flamenco del Círculo de Bellas Artes, después de la de José Menese, fue la de Manuel Soto Sordera. Hizo el cante más puro, el más jondo, ese cante gitano y jerezano lleno de resonancias ancestrales. Sordera es hoy, indiscutiblemente, el depositario privilegiado de ese arte y su pontífice máximo. Cantó en estado de gracia y dio una lección magistral. Sordera tiene un eco de voz, una forma de entonar los cantes, de mecerlos, de voltearlos, hace unas cosas, unos melismas, que son muy dificiles de explicar con simples palabras y que desde luego nadie hace como él. Noche memorable, llena de emoción. Todo su cante fue genial.Su cante por siguiriyas hizo daño hasta a los mármoles de las columnas, la tensión fue a veces casi insufrible, yo sentí ganas de llorar y vi a gente con los ojos húmedos. Y ocurre que además Sordera cantó por alegrías, y por tientos, y por bulerías-soleá, y por fandangos, y por bulerías, y por soleares... y en todo fue genial.

Noches flamencas

Cante: Ramón el Portugués, Enrique Orozco, Agustín Fernández, Indio Gitano, El Gaditano, Pencho Cros, Manolo Romero, Encarnación Fernández,Pedro Montoya, Manuel Soto Sordera, Merenguito, Chaquetón. Toque: Paco de Antequera, Enrique Escudero, Antonio Fernández, Luis Carmona Habichuela.Círculo de Bellas Artes de Madrid, 23, 24, 25, 26 y 2 7 de mayo de 1984.

El cante gitano tuvo en estas sesiones otros oficiantes también de interés. Ramón el Portugués, extremeño, sobrino de Porrinas y excelente intérprete de los estilos de su tierra. Indio Gitano, cantaor puro, con una hermosa y rara voz afillá, sensacional solearero. Encarnación Jiménez vino con el grupo de La Unión, siendo una excelente intérprete tanto de los estilos levantinos y mineros como de los clásicos andaluces. Pedro Montoya, en fin, quien hizo un cante excesivamente dulzón para mi gusto.

El Gaditano, Manolo Romero y Pencho Cros completaron el grupo representativo de La Unión, que dio una sesión celebrada especialmente por los aficionados a los estilos de aquella tierra.

El gaditano se defiende bien en ellos, pero no debió atreverse con las siguiriyas. Romero, con una voz muy melodiosa y con recursos, hizo malagueñas, cartageneras y tarantas; es un cantaor que gusta mucho, siguiendo la línea de hacer del maestro Piñaria, pero pienso que podría dar más profundidad a su arte. Pencho Cros es el gran maestro de los cantes minero-levantinos, que hace con pureza y fidelidad a los cánones acuñados por Rojo el Alpargatero,- contra lo habitual entre los cantaores de aquella zona, Cros trabaja su cante fundamentalmente en los tonos graves, recogiendo su hermosa voz en caídas que lastiman, que duelen; y el cante de Pencho es así porque tiene la pena.

Agustín Fernández estuvo también en otro de los programas, y demostró que el cante cordobés, con su forma peculiar de producirse, tiene en él uno de sus principales oficiantes; es un excelente solearero y fandanguero larguísimo, brillando en los estilos cordobeses y de Huelva. Otro gran triunfador fue el veterano Enrique Orozco, en una línea sostenida de perfección y conocimiento; cantó bellísimamente por granaínas, por malagueñas, por soleares. Merenguito sigue adelante, superándose día a día, con ese extraño eco de su voz de arena, como oí calificarla a alguien; dio un brillante recital, uno de los mejores -quizá el mejor que recuerdo haberle oído. Y Chaquetón, en maestro, como casi siempre; me parece que no brilló a la altura de otras veces en la malagueña del Mellizo, pero por alegrías ya estaba en su sitio habitual, para seguir por soleares, tientostantos -una larga y riquísima serie- y fandangos, redondeando una de sus grandes noches.

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