_
_
_
_
Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Don Claudio, la Edad Media y nosotros

Claudio Sánchez Albornoz es el mayor y más señero de nuestros clásicos, y disfrutamos todos de su saber, como de patrimonio inestimable, desde hace muchos años, acordes los más casi siempre, o discrepantes algunos a veces con sus manifestaciones, siempre cargadas de apasionada sinceridad. Debo añadir, en honor a la verdad, que me cuento mucho más entre los primeros, a pesar de la distancia que imponen medio siglo menos de vida, unos saberes más escasos y experiencias personales y culturales distintas.Pero no podría sentir de otra forma respecto a un hombre que afirma tener "sangre de historiador" y que defiende, y lo hará siempre a través de sus escritos, que "España hay que hacerla con la verdad, no con la mentira: con la verdad de la historia". Un hombre que se declara liberal y comprende la necesidad del cambio inteligente, garantía, tal vez, de paz y conservación, en un futuro donde no. haya lugar para los desgarrones terribles que él presenció y ha padecido, puesto que ha sido actor, y su vida, parte y testimonio de la historia española reciente, desde la crisis de la Restauración hasta el establecimiento del actual régimen constitucional.

De todo esto él mismo ha escrito mucho y bien. Deseo sólo hablar del historiador, posiblemente del mayor historiador que ha tenido el país en nuestro siglo, aunque haya pasado 47 años de su existencia físicamente fuera de él, pero es de los que saben llevar a España en el corazón y defenderla con la inteligencia, sin hacer de menos, por ello, a su "segunda patria" argentina, donde ha dejado el fruto de su trabajo inmenso como embajador de la cultura y la historia hispanas, en una empresa que no tiene parangón -en el plano institucional universitario- en ningún otro país de América. Promover siempre su mantenimiento debiera ser honra de todos y señal de lucidez colectiva.

Es, don Claudio, un renovador de conocimientos, de métodos de trabajo, de puntos de vista en el panorama historiográfico hispano a través de su carrera profesional, en la que se contempla y admira una prolongada y sostenida genialidad. Un autor que, además de ser gran especialista, creador de obras numerosas y excelentes, tiene siempre ideas globales y sugestivas sobre el devenir histórico español, como prácticamente casi ninguno de sus contemporáneos ha demostrado tenerlas.

Claudio Sánchez Albornoz conjuga la mejor tradición de la historiografía liberal y positivista y del institucionalismo con una profundidad de reflexión y una puesta al día impares.

A él se debe la renovación completa de los conocimientos sobre la Hispania visigoda y, en especial, sobre los reinos cristianos occidentales hasta mediados del siglo XI, pero, además, sus aportaciones a períodos más amplios, que alcanzan el siglo XIII castellano y leonés, son igualmente fundamentales.

Don Claudio ha hecho más que nadie por la aproximación entre arabismo y medievalismo, interesado como está por los problemas históricos del Islam andalusí, rival y parcial inspirador de la naciente España europea del medievo. Y es, en fin, maestro accesible a todos, en un país cuya incultura histórica era, y sigue siendo, asombrosa fuente de disparates, e incluso de peligros, como no se cansa de avisar, entre la preocupación y la esperanza por el futuro de España y de su herencia histórica en Amé rica. Su monumental España, un enigma histórico es, indudablemente, la reflexión más amplia y completa que se haya escrito sobre nuestra historia, un libro fuente de ideas y polémicas, pauta para nuevos desarrollos, pues sobre él, como sobre toda obra humana, también pasa el tiempo, pero siempre hito y punto de referencia inevitable para el que quiera saber más de su país y, por ende, de sí mismo.

Los medievalistas de estas tierras seremos siempre vasallos de su ejemplo y deudos de su obra. Por eso, el Premio Príncipe de Asturias que ahora ha recibidoe don Claudio es también, no me cabe duda, motivo de satisfacción y alegría para cuantos escribimos sobre la historia de nuestro país.

Miguel Ángel Laredo Quesada es catedrático de Historia Medieval de la Universidad Complutense.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_