El pacifismo noruego 'convive' con la OTAN
La lucha por la 'no nuclearización' une al mas numeroso movimiento de Escandinavia
En el movimiento pacifista noruego puede hallarse una docena larga de grupos, desde objetores a grupos de mujeres, pasando por entidades afectas a partidos políticos. La mayor de todas las organizaciones, que con frecuencia sirve de paraguas a los restantes por la generalidad y amplitud de sus objetivos, es No a las Armas Atómicas. Este grupo de amplia base, con miembros y sedes en la práctica totalidad de las localidades noruegas, enarbola tres simples consignas: no a las armas atómicas en el Este y en el Oeste, no a la presencia de armas atómicas en Noruega en paz y en guerra, y zona nórdica desnuclearizada.El punto culminante de su actividad lo logró el pasado mes de octubre, cuando consiguió reunir en Oslo una manifestación de más de 10.000 personas bajo la consigna de No a las armas nucleares y contra el despliegue de los euromisiles. En 1982 había recogido más de 500.000 firmas -en un país de cuatro millones de habitantes- "en petición al Parlamento de que decida que nunca se usarán armas atómicas en o desde suelo noruego y rogando al Gobierno que trabaje por un tratado de zona nórdica desnuclearizada", recuerda Ole Kopreitan, líder carismático de este grupo.
No a las Armas Atómicas es una organización no partidista -"estamos muy satisfechos de contar con gente de todos los partidos", dice Kopreitan- que no exige un compromiso estricto y que se sostiene con las cuotas de sus más de 100.000 integrantes, los apoyos de otros grupos y la venta de su periódico (que en alguna ocasión ha llegado a tirar hasta 500.000 ejemplares, según Kopreitan) y de folletos pacifistas.
El grupo que encabeza Kopreitan no se plantea como objetivo la pertenencia o no de Noruega a la OTAN, una adscripción que sólo es rechazada por el 15% de los noruegos. "En nuestra organización hay gente que está a favor y gente que está en contra de la OTAN", dice Kopreitan. "Contra lo que sí estamos como organización es contra la estrategia del primer uso de la bomba atómica".
El gran objetivo que tiene marcado este grupo es forzar una política que lleve a una zona nórdica desnuclearizada. No a las Armas Atómicas pretende conseguir que todos los países escandinavos se comprometan a no permitir la presencia en su territorio de armas nucleares bajo ninguna circunstancia, algo que ya ha aprobado el Parlamento danés, a cambio de lo cual "las potencias nucleares garantizarían que nunca usarían o amenazarían con usar armas nucleares contra la zona".
Las relaciones de No a las Armas Atómicas con otros grupos pacifistas de Europa occidental son más bien escasas, y nulas las que mantienen con los pacifistas de los países del Este. "Mantenemos una relación de intercambio de información, pero nuestra estrategia está dirigida a nuestro Gobierno y a nuestro Parlamento. No importamos discusiones de otros países", dice Kopreitan, al referirse a los pacifistas de Europa occidental. Con respecto a estos grupos en los países del Este, guarda las distancias. "Estamos seguros de que quieren la paz, pero creemos que están manipulados por sus Gobiernos. Nosotros criticamos la política de nuestros Gobiernos, pero ellos apoyan la política de los suyos. No luchamos contra ellos, pero no trabajamos con ellos".
Garantía de independencia
Los noruegos sienten a flor de piel la amenaza soviética -junto con Turquía, Noruega es el único país de la OTAN que mantiene una frontera común con la URSS-, y por eso es tan elevada la aceptación popular de la Alianza Atlántica, a la que consideran garantía absoluta de su independencia. En el movimiento pacifista noruego no se da el vivo debate que existe en los otros países nórdicos entre quienes son menos críticos con la URSS y quienes buscan distanciamiento absoluto de los bloques.Pocas son las organizaciones que se oponen abiertamente a la OTAN, y una de ellas es Acción Popular contra la Guerra, un grupo pacifista fundado en 1937, el más veterano de los laicos de entre los que actúan en Noruega, que sigue la doctrina de la no violencia. Sus aproximadamente 1.500 miembros son objetores de conciencia que llevan a cabo acciones de protesta tales como ayunos, acampadas junto a bases militares y sentadas ante la Embajada soviética como respuesta a la detención de pacifistas en la URSS. "Estamos contra la OTAN porque estamos contra todos los sistemas militares y contra toda clase de armas, no sólo las nucleares", dice Petter Nilsen.
"En Noruega el programa pacifista es muy limitado, no ha hecho una cuestión central de debate el alineamiento o no alineamiento", dice Nigel Young, un sociólogo especializado en estudios de la paz que actualmente trabaja sobre el pacifismo escandinavo en el prestigioso Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Oslo (PRIO), entidad fundada hace 25 años por Johan Galtung.
Para Young, el movimiento pacifista noruego, en general, y, más concretamente, No a las Armas Atómicas, es conservador. Al grupo de Kopreitan lo ve como relativamente afín al Partido Laborista y no suficientemente alejado de la política noruega. Con respecto al pacifismo genérico, echa de menos el que no se haya tomado en serio la cuestión del no alineamiento. "En un país de la OTAN que tiene frontera con la URSS tenía que haberse planteado este debate".
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