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Juan Antonio Samaranch inicia sus conversaciones con los dirigentes deportivos soviéticos

Pilar Bonet

El presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Juan Antonio Samaranch, llegó ayer a Moscú con unas perspectivas prácticamente nudas, en opinión de los observadores políticos en la capital soviética, de lograr que la URSS reconsidere su decisión de no participar en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en los pocos días de plazo que quedan para que se cierre la inscripción. A su llegada, manifestó: "Tener éxito es muy difícil, pero hay que intentarlo".

Las presuntas violaciones de la Carta Olímpica por parte de las autoridades norteamericanas y falta de seguridad para los atletas toleradas por la Administración estadounidense fueron las razones invocadas por la URSS para anunciar, tras un largo proceso de acusaciones a EE UU, que sus atletas no acudirían a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.Samaranch, que trató de conseguir una entrevista con el máximo dirigente soviético, Konstantín Chernenko, cuando Moscú anunció su decisión el pasado 8 de mayo, no sabía antes de emprender viaje a la capital de la URSS qué alto funcionario va a ser su interlocutor aquí. El presidente del COI trae en su cartera una carta del presidente Ronald Reagan a Chernenko, pero, según admitió en Lausana poco antes de partir, no tiene nuevas propuestas que presentar en el Kremlin.

El presidente del COI llegó a Moscú a última hora de la tarde en un avión privado del mexicano Mario Vázquez Raña, presidente de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales. Les acompañaban los funcionarios olímpicos Monique Berlioux y Primo Nebbiolo (este último, presidente de la Asociación dd Federaciones de Deportes de Verano). Vázquez Raña, que, a mediados de mayo, se entrevistó en Moscú con el presidente,del Comité Olímpico Soviétivo, Marat Gramov, trató entonces de arrojar una sombra de duda sobre la postura soviética, a la que se han sumado lasta ahora 12 países más.

Sin embargo, Marat Gramov había dejado bien claro el 14 de mayo que la decisión soviética es irrevocable y en ese sentido han ido todas las manifestaciones y comentarios de prensa emitidos desde entonces por la parte soviética. Ayer, por ejemplo, el periódico Sovietskaia Rosia acusaba a Reagan de utilizar los JJ OO para tratar de incrementar su popularidad entre los votantes norteamericanos de cara a las próximas elecciones presidenciales. Según el periódico, Reagan pretende "demostrar que Washington tiene razón en realizar una política antisoviética" y para ello ha invertido simplemente el lema de su campaña, que antes se centraba en la frase los rusos vienen, y ahora, en torno a la frase los rusos no vienen.

Sovietskaia Rosia establecía vinculaciones entre los funcionarios responsables de la organización de los Juegos Olímpicos y los miembros del comité electoral de la candidatura de Reagan. Asimismo, acusaba a Reagan e "derramar lágrimas de cocodrilo sobre el espíritu olímpico".

Samaranch -cuyo viaje a Moscú se limitará, al parecer, a un solo día- tuvo ya ocasión de poner a prueba al COI en la cumbre de dirigentes deportivos de países socialistas celebrada el 24 de mayo en Praga, donde observadores políticos en la reunión creyeron detectar un clima de malhumor y tensiones entre los participantes.

Al fondo, Seúl-88

En la capital checoslovaca se puso a prueba también la solidaridad de los aliados soviéticos, con la decisión de Moscú. Representantes de 10 países adoptaron conjuntamente la resolución de no acudir a Los Ángeles. Como en otras ocasiones y otros temas, Rumania fue la excepción en la unidad del bloque. La prensa soviética, que hace referencia continuamente a la solidaridad de países y atletas con la decisión de la URSS, no mencionó al público local la postura divergente rumana hasta el pasado día 27.

Uno de los temas que, en opinión de observadores occidentales en Moscú, podría tratar aquí Samaranch es la participación en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988. Ninguno de los países socialistas aliados de Moscú tiene relaciones diplomáticas con Corea del Sur, y en Praga los altos funcionarios deportivos del Este expresaron su preocupación por la selección de Seúl como sede de los JJ OO que seguirán a los de Los Ángeles.

Pese a que los representantes olímpicos de los países socialistas han reiterado su apoyo a este movimiento deportivo, la perspectiva de unos Juegos Olímpicos paralelos parece haber quedado confirmada en nombre del derecho de los atletas a poder poner de inanifiesto su preparación fisica y rentabilizar la trabajosa preparación para los olímpicos. Algunas de estas competiciones han sido ya anunciadas oficialmente.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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