Mario Benedetti habla en 'Geografías' de otro exilio, el del sueño
El último libro del escritor uruguayo Mario Benedetti se llama Geograflas y ha sido publicado, al mismo tiempo, en España, México, Argentina y Nicaragua, por Alfaguara. "La idea fue hacer un conjunto de relatos que tuvieran que ver con el exilio en un sentido más amplio que el político", explicaba ayer Benedetti en la presentación de Geografías. Para el autor "además del exilio exterior, está el exiliado interior. Y hay otro exilio: el sueño. La última posibilidad del ser humano es exiliarse en su propio sueño".
Geografías reúne 14 cuentos que van acompañados de otros tantos poemas. "Para mí siempre es una tentación hacer poemas", dice el escritor. "Todos los relatos tienen dentro un poema. En este libro es explícito. Escribí uno para el primer cuento y pensé que por qué no lo hacía con los demás. El problema fue después agrupar esos pares de cuentos y poemas bajo un solo título, Geografías, en plural, porque se refiere a esos diversos exilios. Quería que cada título tuviera una referencia geográfica".Mario Benedetti, nacido en Paso de Toros (Uruguay) en 1920, ha sido casi todo, además de escritor. Tras el golpe militar de 1973 ha vivido en Argentina, Perú, Cuba y Espafía. Recientemente ha vuelto a Buenos Aires, después de ocho años de ausencia, y no pisa Uruguay desde hace 11. "Espero que este libro sea el último que escribo en el exilio", decía ayer. "El hecho político que está condicionando los exilios aparece a veces en los cuentos, pero he intentado que lo político no tapase a lo literario".
Geografías está escrito en los dos géneros literarios preferídos por el autor: el cuento y la poesía. "Me gusta más la estructura del cuento que la de la novela, porque en esta última cabe todo, mientras que el cuento ha de ser más riguroso", dijo Benedetti. "El proceso de escribir un cuento es muy trabajoso. Me cuesta varios años pensarlo, porque primero he de tenerlo en la cabeza y luego escribirlo".
El coloquio en torno al nuevo libro del autor uruguayo estuvo animado, fundamentalmente, gracias a su fuerte personalidad. El escritor contó anécdotas de aquellos "horribles tres años pasados en Buenos Aires", entre 1973 y 1976, cuando sufrió el ninguneo y el temor producido por las amenazas. "Siempre llevaba encima lo que yo llamaba el llavero de la solidaridad: las llaves de cinco amigos a cuyas casas podía acudir de día o de noche".
