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Hallan una tumba maya de unos 1.500 años de antigüedad en la selva de Guatemala

En la densa y remota jungla de Petén, al norte de Guatemala, un grupo de arqueólogos ha realizado el descubrimiento de una tumba maya que contiene pinturas conservadas en perfectas condiciones y cuya antigüedad se aprecia en torno a los 1.500 años. Este hallazgo posiblemente no es tan rico en tesoros y revelaciones como el de la tumba de Tutankhamon, pero de ser lo que los investigadores han estado buscando durante muchos años: una cápsula del tiempo perfectamente preservada que puede proporcionar numerosos datos sobre un período temprano de la antigua civilización maya.

La expedición, realizada bajo los auspicios del Centro para Investigaciones Arqueológicas de la Universidad de Tejas (Estados Unidos) y del Gobierno guatemalteco, ha sido financiada por la National Geographic Society, y tiene como jefe a Richard E. W. Adams, antropólogo de dicha universidad. Sin embargo, fue Grant Hall, un tranquilo arqueólogo de 33 años, director adjunto del proyecto, quien -cuando el equipo estaba excavando en una cueva, en el campamento de Río Azul- descubrió un reborde rojo en la piedra. "¡Está pintado!", gritó con enorme excitación, y pronto sus hombres se unieron a él en exclamaciones. El rostro del arqueólogo se iluminó, satisfecho, y en seguida sus hombres se refirieron al descubrimiento llamándolo "la tumba de Grant".El descubrimiento de esta tumba se ha producido tras largos y trabajosos preparativos. Hall lo había convertido en su objetivo, dentro de un proyecto de investigación de las numerosas tumbas saqueadas que se encuentran en la zona de Río Azul. "Una vez inmerso en el trabajo, me di cuenta de que lo importante era encontrar una tumba intacta". Pero, a finales de abril, el equipo de científicos se encontraba ante la estación de las lluvias, y todo su trabajo en este sentido había resultado infructuoso. Los arqueólogos no cejaron en su empeño, aumentaron sus recursos y, finalmente, se han visto recompensados con lo que puede ser un elemento fundamental para el estudio de la civilización maya.

Un tapón de rosca

Entre los objetos hallados en el interior de la tumba -incluyendo elaboradas y misteriosas pinturas murales, cerámicas y un esqueleto masculino envuelto en los restos de un sudario- se encuentra una jarra bellísimamente grabada con jeroglíficos y provista de un tapón de rosca que ha dejado desconcertados a los científicos. La jarra contiene restos orgánicos, posiblemente de alimentos, y, en cuanto al tapón -que según Grant Hall puede ser el primer tapón de rosca del Nuevo Mundo-, está formado por dos roscas de yeso, recíprocas, delicadamente formadas, situadas en la cabeza y el borde de la jarra.Las primeras especulaciones. tienden a señalar que la tumba fue construida para un familiar de un caudillo enterrado en una pirámide cercana. Aunque los jeroglíficos tardarán en ser descifrados, los investigadores no tienen la menor duda de la importancia de las revelaciones que se desprenderán de su estudio.

Adams, que es muy conocido en este campo por haber revelado a través de mapas por radar- el extenso sistema de canales utilizado por los mayas para la agricultura en las tierras bajas de Guatemala, ha declarado que "se conoce menos acerca del período anterior clásico que sobre cualquier otro período maya. Al contrario que el período posterior clásico (600-900 después de Cristo), del que creemos saber que constituyó una cultura más bien feudal, el período anterior clásico resulta un completo enigma. Pero ahora podemos examinar una tumba intacta como ésta, con todos los utensilios colocados tal como los mayas los colocaron, como una cápsula del tiempo que revela formas de comportamiento de aquel período. Además, la persona sepultada aquí fue, probablemente, miembro de una familia poderosa -posiblemente hijo o hermano del caudillo enterrado en la pirámide vecina-, y por ello podremos obtener información acerca de fas costumbres políticas".

Descubrimiento fundamental

El emplazamiento de Río Azul fue descubierto en 1962 por un empleado de la Sun Oil Co, y el propio Adams se interesó pronto por el lugar, pero, por falta de descubrimientos, cayó en el olvido hasta 1981. Por desgracia, una banda de alrededor de 40 guaqueros (ladrones de tumbas) disvalijó la zona a lo largo de 10 meses, cavando más de 100 túneles, a través de los cuales robaron preciosos materiales que han sido vendidos subterráneamente en el mercado del arte internacional, destruyendo la posibilidad de que los científicos estudiaran las tumbas con el material in situ.Según Norman Hammond, profesor adjunto de Arqueología de la Universidad de Rutgers, el descubrimiento de esta tumba, inusualmente protegida contra los desperfectos del tiempo, abre una nueva ventana a un período de la civilización maya que precedió a los momentos de esplendor de Tikal y Palenque, las épocas más conocidas en este momento.

El asentamiento de Río Azul, todavía no enteramente cartografiado, parece corresponder a las ruinas de un pequeño centro administrativo que estuvo situado bajo control de la gran ciudad de Tikal. Cubre una superficie de casi 200 hectáreas y es posible que se puedan encontrar hasta cuatro grandes complejos sagrados, es decir, las pirámides-templo con sus estructuras adjuntas.Lamentablemente, el paso de los guaqueros ha causado irreparables daños.

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