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Las relaciones EE UU-URSS, en su peor momento desde la crisis de Cuba

Soledad Gallego-Díaz

Las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética se encuentran en su peor momento desde la crisis de Cuba, en 1962, según el informe anual hecho público ayer en Londres por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS).Robert O'Neill, director del instituto -una prestigiosa organización dedicada al análisis de cuestiones militares y estratégicas- afirmó que no creía que el mundo se encuentre más cerca de una guerra en 1984 que en 1983. Sin embargo, el informe señala que "cuando la tensión entre los superpoderes es alta y cuando abundan los conflictos regionales en los que ambos tienen intereses opuestos, el riesgo de posturas peligrosas y errores de valoración que les lancen a una confrontación directa aumenta significativamente".

Según el IISS, el hecho de que la Unión Soviética se retirara, el pasado mes de diciembre, de los tres foros de negociación sobre control de armamento no deja dudas sobre el deterioro que han sufrido las relaciones Este-Oeste. El actual congelamiento de las relaciones -añade- amenaza con convertirse en una situación duradera y profunda de la que los líderes de los dos superpoderes no puedan salir en los próximos años.

El informe explica que 1984 será un año difícil y de duros enfrentamientos, porque ni la Administración Reagan ni el régimen soviético, bajo la dirección de Konstantín Chernenko, introducirán ningún cambio significativo en su política hasta después de que se celebren las elecciones norteamericanas.

Los expertos del IISS consideran potencialmente explosiva la situación en Oriente Próximo y en América Central. La actual línea política norteamericana, explican, no parece capaz de mejorar sustancialmente este hecho. "Los contrarrevolucion arios nicaragüenses están perdiendo terreno", señala el informe; "y el Ejército de El Salvador tiene pocas posibilidades de lograr un vuelco que le proporcione el triunfo".

Interrogado sobre la presencia cubana en América Central, el presidente del instituto afirmó que hay motivos que justifican la preocupación norteamericana, pero que la existencia de suministros cubanos es sólo una dimensión del problema y ni tan siquiera la más importante.

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