El encanto del 'pastiche'

Tras el grupo Jazzta, segundo en presentarse de los finalistas de la muestra de jazz madrileño, actuó en la carpa Richie Cole. Sobre este músico están divididas las opiniones. Hay quien dice que es sólo un facsímil de su maestro, Phil Woods, y quien sostiene que será el gran saxo alto del futuro.Ambas afirmaciones son discutibles. La primera, porque Richie Cole también copia de algunos otros; en cuanto a si será o no el saxo del futuro, Cole tiene 35 años, así que ya podría ir pensando en serlo. Su grupo, para que no se pierda la costumbre, vino con dos sustituciones, pero los nuevos, el piano y el bajista, encajaban perfectamente en el espectáculo.

Lo hacen muy bien. Sus disfraces de boppers resaltan aún más que no son el producto genuino, pero tienen otro encanto, el del pastiche. Son, para entendernos, como un Manhattan Transfer instrumental. Y no es para quejarse, si eso nos permite asistir a un concierto simpático, con una auténtica orgía de citas extemporánas - Yakety, Sleigh ride- y, sobre todo, un repertorio con maravillas como These foolish things o Blue room, una remodelación endiablada de Cherokee, y la garantía de que, si hay un blues, puede ser muy bien Two degress East, three degress West. Tuvo además Cole detalles como dejar tocar en un tenia al percusionista de Jazzta, o interpretar un original titulado Jazz en Madrid.