Discrepancias sobre Centroamérica en el encuentro entre Ronald Reagan y Miguel de la Madrid
La situación en Centroamérica, el déficit financiero y el futuro de las relaciones comerciales son los tres puntos principales de debate entre los máximos dirigentes de Estados Unidos y México, los presidentes Ronald Reagan y Miguel de la Madrid, que se reunieron ayer en la Casa Blanca. De la Madrid, que fue recibido con altos honores militares, hablará hoy ante el Pleno del Congreso de EE UU.
Nada más comenzar las ceremonias de bienvenida, en los jardines de la residencia presidencial, en Washington, destacaron las series diferencias que existen entre las Administraciones norteamericana y mexicana a la hora de abordar la temática de Centroamérica. Reagan continuó en su línea dura, mientras De la Madrid preconizaba la necesidad de diálogo y no intervención.Reagan denunció la penetración "totalitaria" que "estimula la tiranía y la agresión" en la zona, y habló, una vez más, del intervencionismo soviético-cubano-nicaragüense en la zona.
El presidente mexicano marcó las distancias con la visión apocalíptica que tiene Reagan sobre Centroamérica. "Cada país del continente", dijo De la Madrid, "debe esforzarse en preservar la paz y evitar la guerra, respetando los derechos soberanos de los pueblos a decidir por su propio destino, rechazando soluciones intervencionistas de cualquier tipo".
En el fondo del dilema centroamericano entre EE UU y México está la manera de enfocar la misión del grupo de Contadora en pro de soluciones políticas negociadas. Oficialmente, EE UU apoya al grupo, pero pone condiciones para que países como Nicaragua puedan sentarse a negociar.
La postura de México, de cierta oposición a la acción de EE UU en Centroamérica, principalmente en lo que se refiere al apoyo de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) a la guerrilla antisandinista y la colocación de minas en aguas de Nicaragua, molesta a Reagan.
La Administración Reagan cuenta con argumentos de talla para intentar que los mexicanos vuelvan al redil. México, con 80.000 millones de deuda exterior (más de 12 billones de pesetas), contraídos en gran parte con bancos estadounidenses, debe nadar entre la resistencia política al reaganismo en Centroamérica y el pragmatismo que exige la situación económica. En el curso de dos reuniones de trabajo entre Reagan y De la Madrid, acompañadas de una cena de gala en la Casa Blanca, los dos estadistas tratarán también de los asuntos comerciales. Se espera la próxima firma de un tratado comercial entre EE UU y México, destinado a mejorar los intercambios.
No en vano las autoridades mexicanas afirman que parte de sus dificultades con la deuda exterior provienen de las trabas que coloca EE UU a la entrada de productos mexicanos.
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