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Las multinacionales químicas europeas se recuperaron en 1983

Xavier Vidal-Folch

La reactivación económica mundial iniciada en 1983 tiene un signo claro en el despegue de las cuentas de resultados de las grandes multinacionales de la química. El crecimiento de la demanda de los productos fabricados por los cuatro grandes conglomera(los europeos del sector -Basf, Bayer, Hoechst e ICI-, que en promedio lograron doblar sus beneficios sobre los del anterior ejercicio, es un síntoma de la recuperación industrial general. Las cifras maeroeconómicas ofrecidas por los organismos internacionales, que siempre conllevan un cierto grado de abstracción, se ven confirmadas por los balances de estos cuatro monstruos, que en conjunto emplean en todo el mundo a más de medio millón de personas y cuya cifra de negocios roza los ocho billones de pesetas.Las cuatro firmas europeas -Basf, Bayer, Hoechst e ICI, las tres primeras alemanas y la cuarta británica- se sitúan, por el mismo orden, en los primeros lugares de la clasificación mundial del sector, tras el puesto de cabecera, que lo ocupa la norteamericana Du Pont de Nemours. Todas ellas operan en España, a través de diversas filiales. Todas ellas venían resintiéndose desde 1979 de la recesión económica general, traducida en forma de descenso de la demanda. Demanda inferior que conllevaba un exceso o infrautilización de capacidad instalada. La consecuencia era el descenso sistemático de sus beneficios.

Todas ellas desarrollaron en estos años procesos de ajuste más o menos severos, en dos direcciones: diversificación de actividades y contención de los gastos de personal. Esta última política, en algún caso extremo, como el de ICI, supuso una reducción drástica de la plantilla, de 160.000 a 110.000 trabajadores. Ello constituye la excepción a la regla, que ha sido la del mantenimiento del empleo o su reducción muy suave. Pero lo fundamental de esta recuperación ha provenido del despertar de la de manda. Hecho significativo, en cuanto a la situación económica general, si se tiene en cuenta la diversidad de subsectores en que actúan las multinacionales reseña das, desde colorantes y pinturas hasta productos farmacéuticos, plásticos, fertilizantes y fibras, entre muchos otros.

El auge de la demanda es destacado por todas ellas como elemento fundamental de los buenos resultados de 1983, que hubieran sido aún superiores de no ser por la devaluación de las monedas europeas en relación con el dólar. Así, un portavoz de la Bayer indica que "el incremento de las ventas del año 1983 se debe casi exclusivamente a un aumento de capacidades de producción". "El principal factor fue la reactivación d e la de inanda", reza el informe anual de los directores de Imperial Chemical Industries (ICI). "El crecimiento de la cifra del negocios se debe exclusivamente a las cantidades vendidas", subraya la Basf. O, en palabras del presidente de la Hoechst, Ralf Sammet, "los precios de nuestros productos, dentro de la RFA, no han variado prácticamente. Por ello, el aumento de las cifras es una resultante de haber vendido mayores cantidades: prácticamente todos los sectores se expansionaron".

La química, un termómetro

Según este empresario, la industria química es un termómetro de la evolución de la coyuntura industrial. En la República Federal de Alemania, durante 1983, "el índice de la producción de la industria transformadora se situó en un 0,9% por encima del año precedente, mientras que el correspondiente a la industria química registró un incremento del 7,3% respecto al promedio de 1982", lo que subraya el carácter de avanzadilla del sector químico en la recuperación coyuntural registrada el año 1983.De igual manera podría producirse que un próximo descenso de la química prefigurase una nueva fase recesiva -con lo que la reactivación habría sido efímera-, pero las perspectivas, al menos las de estos grandes observadores de la industria europea y mundial, "son optimistas".

La cifra de negocios conjunta de las cuatro grandes europeas de la química, a tenor de las memorias recién publicadas y otras informaciones, equivale a 7,954 billones de pesetas, lo que representa un incremento del 8,4% respecto a los 7,336 billones de pesetas facturados en 1982. Esta cifra, conseguida rnediante un incremento del volumen de ventas más que por el aumento de precios o por el tipo de cambio, como se ha indicado, ha supuesto un mayor aprovechamiento de la capacidad instalada. El consecuente incremento de la rentabilidad, medida en beneficios antes de impuestos, ha sido espectacular: las cuatro empresas han, conseguido en conjunto, en el ejercio de 1983, unos beneficios antes de impuestos de 451.865 millones de pesetas, lo que supone doblar holgadamente (un 102%) los 223.599 millones obtenidos en 1982. La irrepetibilidad de dicho incremento se explica por el bajo nivel del que se partía, ya que 1982 fue el año más crítico del sector desde 1979.

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