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LA URSS NO PARTICIPARÁ EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE LOS ÁNGELES

Gramov: "El vocablo boicoteo 'es desconocido' en mi país

La cronología más reciente en las tensiones URSS-EE UU con motivo de los juegos de Los Angeles ha atravesado fases diversas. El 2 de diciembre de 1983, el ministro de Deportes de la Unión Soviética y presidente de su comité olímpico, Marat Gramov, declaraba: "el vocablo boicoteo es desconocido en mi país. Jamás pensamos retirarnos de los juegos porque conocernos y respetamos la Carta Olímpica". Siete días después la delegación soviética daba por finalizada, con una conferencia de Prensa en el hotel Sheraton, su visita a la ciudad olímpica. Gramov, entonces, aseguró: "la impresión es positiva, pero hasta el 18 de mayo no se tomará una decisión definitiva". La decisión se anticipó oficialmente ayer, por parte de la agencia Tass, después de que una reunión extraordinaria del Comité Ejecutivo del COI, el 14 de abril, pareciese haber lima(lo asperezas con el mutuo compromiso entre EE UU y la URSS de evitar en lo sucesivo cualquier inalentendido.Las discrepancias, esperadas, por otro lado, tras el boicoteo anterior de Estados Unidos a los juegos de Moscú, en 1980, comenzaron a tomar cierta consideración grave durante el 1983 y continuaron en el presente año hasta llegar a su resolución definitivamente negativa por parte de la Unión Soviética. Ya en enero de 1983 la amenaza de conflictos internacionales flotó en el ambiente tenso de las reuniones olímpicas de Los Angeles, en las que el comité organizador intentó disipar todas las dudas existentes. El comité olímpico de la URSS y los de los países de su órbita ya habían iniciado sus ataques a los trabajos de organización de la ciudad californiana y señalaban, entre otros detalles, el clima de violencia y la inseguridad que podrían tener los deportistas soviéticos.

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El 1 de agosto de 1983 el Consejo de Ministros de Irán adoptó ya la postura de no enviar a sus deportistas a los juegos por considerar "imperialista" la actitud de Estados Unidos en la política internacional.

El 21 de septiembre de 1983 la URSS anuló las giras de sus selecciones de baloncesto y hockey sobre hielo a Estados Unidos ante "la maliciosa histeria antisoviética desatada en Washington", según señaló la agencia Tass. El 19 de octubre, Mario Vázquez Raña, presidente de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales (ACNO), que agrupa a la casi totalidad de los comités olímpicos del mundo, afirmó que la Unión Soviética no boicotearía la competición olímpica. Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional, declaraba, por su parte, el 21 de octubre, en Ginebra, que "la URSS se ha comprometido a no usar jamás el boicoteo a los juegos como arma política".

En Gran Bretaña se produjo también, curiosamente, una reacción proboicoteo. El 8 de noviembre de 1983 un diputado laborista británico, Ron Brown, lo pidió oficialmente, aunque no llegó a fructificar en el Parlamento. La solicitud se realizó como respuesta a la invasión de la isla de Granada por parte de Estados Unidos. Este hecho se consideró por el diputado laborista como algo similar a lo ocurrido en diciembre de 1979, cuando las tropas soviéticas invadieron Afganistán, provocando un golpe de Estado que derribó y ejecutó a su máximo mandatario, Hafizulah Amin. Ello originó la posterior respuesta del Gobierno norteamericano de Jimmy Carter, quien en enero de 1980 anunció el boicoteo de su país a los juegos de Moscú.

El 4 de marzo del presente año, el Departamento de Estado norteamericano denegó el visado al delegado olímpico soviético. A menos de 150 días de los juegos, Oleg Yermisjín, que debía coordinar la llegada e instalación de¡ equipo de su país, fue acusado de ser un agente de la KGB. Peter Ueberroth, presidente del comité organizador de los juegos de Los Angeles, intentó mantener las esperanzas de que esta decisión no produjera el rompimiento definitivo. "Hemos trabajado mucho y por largo tiempo", dijo, "en crear las relaciones adecuadas para que no se produzca un boicoteo".

El 17 de abril, Marat Gramov reiteraba que su país asistiría a los juegos "sólo en el caso de que sus organizadores respeten los postulados de la Carta Olímpica. Gramov reiteró, no obstante, las acusacíones soviéticas sobre violaciones de la Carta Olímpica, entre las cuales mencionó la existencia de tres villas olímpicas en vez de una, la venta del traslado de la llama olímpica, la exigencia de pagar antes del 1 de mayo el alojamiento de los deportistas, cobrar por un teléfono diez veces más que en Moscú y, particularmente, "las amenazas contra la integridad física de los deportistas soviéticos".

Una reunión extraordinaria del Comité Ejecutivo del COI, pedida por la URSS hace escasas fechas, el 24 de abril, pareció haber limado asperezas. Pero no fue así.

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