_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Catalanismo y sistema de partidos

El catalanismo como sentimiento profundo del pueblo de Cataluña se ha expresado políticamente, explica el autor, con formas partidarias diferenciadas en cada momenío, histórico. El renacimiento cultural y la formulación de alternativas al Estado liberal-centralista moldearon una expresión política del catalanismo que se generalizó y popularizó en el primer tercio de este siglo. La propia generalización del sentimiento produjo proyectos políticos racionales diferenciados, que adquierieron consistencia progresivamente a partir de 1931 a través de un bipartidismo tendencial, dentro de un esquema pluripartidista que encabezan la Liga Catalana y Esquerra Republicana de Catalunya.

La acción política o de resistencia contra el régimen de Franco incluye siempre la reivindicación nacional catalana. Existe durante este período una acción de resistencia no partidaria o sin expresión política directa, junto a una acción conducida por los distintos grupos políticos que asímila o incluye la reivindicación nacional en la lucha por la recuperación de la libertad y la democracia.En la perspectiva del final del franquismo aparecen a la luz política los proyectos nacionales diferenciados que muestran la incidencia del catalanismo en los distintos proyectos políticos. En este contexto se mueven las acciones dirigidas a conseguir la unificación de las diversas opciones socialistas existentes en Cataluña y la creación de Convergencia Democrática de Catalunya, que, buscando la confluencia de otros grupos preexistentes o de reciente creación en el proyecto, pretende expresar políticamente la mayor parte de aquella, acción de resistencia no partidaria y aparecer así como el proyecto político nacional por excelencia. La constitución de Cataluña, que se había concretado en la creación de una infraestructura sociocultural durante el período de resistencia al franquismo, encuentra ahora: su expresión política en CDC y en un líder, Jordi Pujol, que conecta con buena parte de la tradición catalanista y se sítúa dentro de las corrientes del catalismo católico de posguerra.

Desde la óptica electoral, la estrategia de CDC conecta, de manera general, con la pretensión de configurar y aglutinar una opción de centro-izquierda capaz de ofrecer una alternativa mayoritaria en Cataluña que tendría el catalanismo como sustrato común.

Los resultados de las primeras elecciones democráticas de 1977, que dan la victoria a la opción socialista, promueven una recomposición del panorama político de Cataluña. Se acelera y concreta el proceso de unificación de los diversos grupos socialistas con la creación del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE), que se sitúa como principal opción dentro de la izquierda, donde existe un partido comunista, el PSUC, que muestra una buena implantación electoral, especialmente en el cinturón de Barcelona. Y tiende a centralizarse el proyecto pujolista a través de la incorporación del grupo de Trias Fargas a CDC, y el pacto electoral estable de estos con la democracia cristiana cátalana (UCD), formando la coalición Convergència i Unió, que compite, dentro del espacio del centro y la derecha, con el centrismo suarista de la UCD.

Las elecciones al Parlament de 1980, que dan la victoria a CiU, junto a un retroceso socialista, configuran un esquema de cinco partidos, o, más concretamente, de tres partidos principales (CiU, PSC, PSUC) junto a otros dos (ERC y UCD) situados a cierta distancia.

Los resultados de estas primeras elecciones autonómicas apuntan ya algunos elementos que pueden considerarse determinantes con vistas al análisis de las recientes elecciones catalanas del 29 de abril.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La inmigración

Hay que notar, por un lado, la débil conexión de sectores de la inmigración existente en Cataluña con la autonomía y, de forma más genérica, con el sentimiento catalanista globalmente asumído por la inmensa mayoría de las fuerzas políticas concurrentes. El importante índice de abstención registrado en las elecciones del 20 de marzo de 1980 (38%) es ilustrativo en este sentido, máxime sí localizamos geográficamente las diferencias de participación electoral existentes entre zonas de mayor o menor recepción de inmigración.

Por otro lado, la tendencia a votar al partido mejor situado dentro de la propia opción genérica, que se entrecruza con la existencia de un corte, de un clearage, configurado por la contraposición nacionalismo-no nacionalismo y que parece incidir de forma más sustancial dentro del bloque del centro y la derecha, produjo un importante trasvase de votos, principalmente de UCD hacia CiU.

Finalmente, cierta defección de sectores votantes socialistas, receptivos a la crítica de tibieza catalanista lanzada sobre el PSC, esencialmente desde los partidos que mantienen este atributo como principal o casi exclusivo definidor, motivó un pequeño flujo de voto socialista hacia ERC y la propia CiU.

Las elecciones de octubre de 1982 vienen a constatar la incidencia de la política estatal en Cataluña, de forma distinta a lo que ocurre en Euskadi. Pero dicha incidencia se manifiesta con caracteres propios de Cataluña, dado que junto a la victoria socialista, paralela al resto de España, que implica a su vez la práctica oclusión de la opción, comunista, en el espacio político del centro y la derecha se reproduce la doble expresión de opciones, aunque la sustitución de la UCD por AP beneficia en gran parte a CiU, que mantiene, e incluso incrementa ligeramente, la recepción del antiguo electorado centrista. Se apunta entonces un bipartidismo imperfecto que, no obstante, no coincide con el existente a nivel estatal, dado que la principal competencia electoral se polariza en Cataluña entre PSC y CiU, hecho que se reproduce en las elecciones autonómicas celebradas el pasado 29 de abril.

Los resultados de estas recientes elecciones muestran una cierta amplificación de los elementos que ya fueron determinantes en las de 1980. Frente al mantenimiento del fenómeno abstencionista selectivo, producto de la falta de conexión de sectores de inmigración con la autonomía, se inciementan en mayor medida los demás elementos. De esta forma, crece la tendencia a votar al mejor situado y el clerage definido por la contraposición nacionalismo-no nacionalismo en el bloque del centro y la derecha, junto a una especie de pragmatismo electoral del sentímiento catalanista que conduce al voto útil nacionalista hacia CiU, y dirija también hacia este partido los sectores de votantes de opciones de izquierda, posiblemente de alguna mayor importancia numérícal que acusan en mayor medida el impacto de la crítica de poco contenido o firmeza en la afirmación catalanista del proyecto político del PSC. Este pragmatismo electoral, junto a una voluntad de mayor integración o incorporación a Cataluña, incidiría también en algunos sectores de inmigración, lo cual ha producido un crecimiento electoral, aunque sea moderado, de CiU entre estos sectores en determinadas poblaciones.

Parece claro que la reflexión que realizan y realizarán las diversas fuerzas políticas, juínto a la aún corta, aunque intensa, vida política y electoral de Cataluña, no configura un panorama ya estabilizado o consolidado. El análisis de los resultados electorales, de sus consecuencias y proyecciones, debe ser un elemento más en este proceso de reflexión que.ha de conducir a la afirmación de la existencia de proyectos políticos nacionales diferenciados y no exclusivistas, base de toda democracia pluralista.

es diputado del PSC-PSOE por Barcelona y profesor de Derecho Político en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_