_
_
_
_
Reportaje:Los Reyes de España visitan por vez primera la URSS / 1

La sociedad soviética se adentra por la senda del 'socialismo desarrollado'

Pilar Bonet

Pese a su salud aparentemente precaria, y en contraste con su antecesor, Konstantín Chernenko ha desplegado una gran actividad física y se ha hecho cargo en un tiempo récord de la jefatura del Estado. Desde febrero, el dirigente, que tiene 72 años, ha recibido a más gente y ha pronunciado más discursos que Andropov en 15 meses. Aunque casi no pasa un día sin que aparezca en la televisión o fotografiado en los periódicos, diversos ciudadanos soviéticos coinciden en afirmar que Chernenko no inspira simpatías a la población. Ésta, señalan, le asocia a una idea de inmovilismo y da un valor retórico a sus palabras. Tal vez sea por eso que los propagandistas soviéticos construyen en la actualidad una imagen apropiada del líder, un hombre del aparato del partido, y la proveen de todas las facetas valoradas en el estadista, incluida la militar."Sobre el papel, no hay elementos que permitan decir que Chernenko se propone modificar la política de Andropov. Chernenko, con todo, puede vaciar de contenido algunos de los elementos más característicos de la época anterior, tales como el énfasis en la disciplina laboral y la campaña contra los funcionarios corruptos o relajados", señala un universitario.

Más información
La amenaza exterior une a los ciudadanos

"La pasividad es la característica principal de la actual directiva", asegura una prestigiosa fuente marxista no ortodoxa, que llama la atención sobre las pocas renovaciones ministeriales (tres en total) habidas el pasado abril en la constitución del Gobierno para los próximos cinco años. Durante los 15 meses del mandato de Andropov, en cambio, se produjo una veintena de relevos ministeriales. El Gobierno, compuesto por un centenar de ministros, cuyo decano es el titular de Construcción de Maquinaria, E. P. Slavsky, de 86 años, no es ajeno, a su vez, al fenómeno de envejecimiento que afecta al Politburó, máximo órgano colectivo en la jerarquía del partido. Aquí, según fuentes soviéticas, se ha producido un pacto entre Chernenko y sus partidarios y Mijail Gorbachov, el benjamín del grupo, considerado actualmente el número dos de la dirección soviética.

"En el Kremlin están tan preocupados por mantener el equilibrio que no parecen capaces de tomar ninguna decisión", comenta una veterana fuente diplomática occidental. "El resultado del último pleno del Comité Central (en abril) muestra que Chernenko no fue capaz de ascender a nadie y que necesita del resto de miembros de la directiva. Chernenko no es del tipo de personas que vaya a dejarse controlar por sus colegas si, se siente lo suficientemente fuerte, y no creo que considere a Gorbachov como una amenaza."

El congreso de 1986

De no mediar imprevistos, el congreso del PCUS que ha de celebrarse a principios de 1986, y su preparación previa, constituyen, en opinión de varios kremlinólogos, la ocasión clave para calibrar el rumbo de la organización compuesta por 18,5 millones de personas, un 40% de las cuales, aproximadamente, son obreros, y un 12%, a su vez, campesinos. "El PCUS", señala un sociólogo soviético marginal, "reúne los elementos más conformistas y, al mismo tiempo, más dinámicos de la sociedad. Cualquier actividad de responsabilidad, o cualquier puesto importante en la esfera intelectual, requiere ser miembro del partido. La directiva del partido tiene acceso a unos privilegios que la aferran a su posición".Hasta el próximo congreso del PCUS, señalan las fuentes marxistas, habrá un período de estabilidad y calma en la política interior de la URSS. El congreso, que se celebra con una periodicidad de cinco años, elige un nuevo Comité Central, verdadero Parlamento político del país, formado en la acItualidad por algo más de 300 miembros de pleno derecho. El actual Comité es una herencia directa de los 18 años de mandato de Leónidas Breznev. Durante el mandato de Andropov se practicaron en él dos expulsiones: la del ministro del Interior, Nikolai Shchelokov, y la del jefe del partido de Krasnodar, Serguei Medunov, ambos vinculados con el fallecido Breznev.

Shchelokov, que conocía a Breznev desde su paso por el Instituto Metalúrgico de Dniepropetrovsk y que trabajó con él en Moldavia, llegó a Moscú de la mano de su protector para dirigir la policía soviética. Su condescendencia en casos de corrupción y la sospecha de que él mismo y su familia podrían estar involucrados produjeron su destitución en diciembre de 1982. Shchelokov no llegó a ser juzgado, señalan fuentes solventes, y podría estar ahora en proceso de rehabilitación. Otras fuentes señalan que el mismo Chemenko se ha entrevistado recientemente con él. Por otra parte, la familia de Breznev, aparentemente caída en desgracia en la época de Andropov, vuelve a estar en el candelero, como lo demostró la presencia de su viuda y su hija en un acto organizado por la esposa de Chernenko, Ana Dimitrieva, el pasado marzo.

"Andropov quería realizar una limpieza en la Administración y la inició (incluso hizo fusilar a dos funcionarios de Comercio Exterior), pero no se atrevió a operar a niveles altos", señala la fuente marxista. En opinión de esta fuente, sin embargo, las ventajas y privilegios de lo que en la URSS se entiende por corrupción parecerían ridículas en Occidente.

Entre las tareas del próximo congreso del PCUS está la aprobación del nuevo programa, destinado a sustituir al vigente desde 1961. Se trata no sólo de eliminar ciertas visiones simplistas sobre los años ochenta, como se había previsto, sino que se hará algo más. En el momento actual, se dice oficialmente, la sociedad soviética está en la etapa del socialismo desarrollado. Las fronteras entre el comunismo y el socialismo desarrollado están, para algunos, "en las murallas del Kremlin", según un irónico comentario moscovita.

Los ciudadanos de esta sociedad, especialmente los trabajadores industriales especializados (un obrero cualificado gana más que un ingeniero o un maestro), se sienten razonablemente satisfechos, según aseguran fuentes de diversa tendencia política ajenas al sistema. Mejor o peor, los problemas básicos -vivienda, salud, escolarización- están resueltos, y el eventual descontento ante fenómenos concretos, como es el deficiente aprovisionamiento de bienes de consumo, es contrarrestado por la proverbial capacidad de aguante de los soviéticos -infravalorada por EE UU-, y una posibilidad de comparar restringida a un pasado peor abastecido.

La oposición en la URSS es un concepto restringido y difuso que afecta, sobre todo, a sectores intelectuales. "Uno de los éxitos de Andropov consiste enhaberse cargado la disidencia, que ha emigrado o está en prisión", señala un observador político en Moscú. El zamisdat, publicaciones clandestinas a ciclostil, está estrangulado, y los residuos disconformes se aglutinan en torno a un movimiento encargado de velar por el cumplimiento de los acuerdos de Helsinki. Además, está el científico Andrei Sajarov, confinado a vivir en el exilio interior de la ciudad de Gorki (prohibida a extranjeros) desde 1982. Diversos observadores políticos occidentales ven en el islám soviético (en plena expansión demográfica), que agrupa el 18% de la población de la URSS, el factor potencialmente mas desestabilizador del Estado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_