Inseguridad y consumismo
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Aprovechando un reciente debate en TVE en el programa Si yo fuera presidente, sobre la inseguridad ciudadana, quisiera señalar que el actual modelo de sociedad nos invita a todos a consumir infinitos objetos y productos, utilizando los medios de comunicación con sutíles estrategias propagandísticas; pero resulta que no todos los ciudadanos tenemos la misma posibilidad económica para consumir lo que lenta y sutilmente nos han hecho desear. Luego creo explicable que algunas personas se vean obligadas a delinquir para conseguir aquellos deseos inconscientes. Sin embargo, otras personas de más elevado nivel económico o patrimonio familiar sí pueden permitirse esos lujos y deseos...Después de reflexionar, creo que debemos intentar cambiar las escalas de valores, que eduquemos a nuestros hijos con otras ilusiones y que de una vez por todas no inculquemos en ellos la necesidad de competir para ser más que el vecino. Paralelamente, propongo que exijamos una ley de respeto al consumidor que controle la publicidad e impida esa presión insistente a consurriír, que es, en realidad, casi In terrorismo psicológico./
