_
_
_
_
BALANCE DE LAS ELECCIONES AL PARLAMENTO DE CATALUÑA

Convergència i Unió rompe la barrera sociológica que le impedía confirmarse como una fuerza política interclasista

Enric Company

Jordi Pujol y su coalición Convergéncia i Unió (CiU) han conseguido en las elecciones autonómicas de anteayer romper la barrera que hasta ese momento les había impedido captar votos en cantidades significativamente importantes entre segmentos de clase obrera y de población inmigrada. El triunfo arrollador de Pujol se basa en este comportamiento nuevo de un sector del electorado y en el apoyo masivo del nacionalismo, el centrismo y un amplio sector conservador. CiU ha conseguido pasar de 772.673 votos en las elecciones legislativas de 1982, que representaban su mejor resultado electoral en cifras absolutas, al 1.350.336 de anteayer, lo que significa un incremento del 87,3% en los sufragios recibidos.

Más información
Convergencia i Unió
Pujol y Garaikotxea reclaman un cambio que la política autonómica del Gobierno
Los cambios en el próximo Gabinete Pujol serán mínimos
El PSUC considera que no ha capitalizado el voto de castigo hacia el PSOE
Los socialistas reconocen la necesidad de revisar su política sobre el hecho nacional
La patronal, complacida, se replantea el futuro de la derecha
Verstrynge califica los resultados de gran fracaso del PSOE y de la izquierda
El PCC rozó el 3% de los votos, lo que le hubiera valido dos diputados
El PDP rerocha a AP falta de sensibilidad hacia la clase media
Pujol será investido presidente a finales de mayo o primeros de junio

La coalición nacionalista dirigida por Pujol ha penetrado en barrios y poblaciones que eran auténticos feudos electorales de la izquierda y cuya composición sociológica -elevadísimas proporciones de inmigrantes- hacía muy difícil su implantación en ellos. CiU ha ganado su batalla en el cinturón industrial de Barcelona, incluidos los barrios extremos de la capital, porque en él no pretendía desplazar a la izquierda del primer lugar -lo que, de todas formas, ha con seguido en algunos casos- sino conseguir un asentamiento importante. En la segunda ciudad de Cataluña por su número de habitantes, l'Hospitalet de Llobregat, alcanzó 30.685 votos, el 25% de los votos emitidos. En Badalona llegó al 31%, con 27.000 sufragios. En Santa Coloma de Gramenet obtuvo 10.172 votos, el 19.9%. En Sabadell sí quedó en primer lugar, con 35.000 votos, el 38%. Los resultados alcanzados en el conjunto del cinturón industrial se sitúan alrededor del 20% en los peores casos y en algunos rozan el 50%.

Se rompen así las argumentaciones políticas de la izquierda, según las cuales el techo electoral de CiU en esta área, donde reside el 70% de la población de Cataluña, era de carácter sociológico tanto como político. Con su avance electoral en esta parte de Cataluña CiU ha franqueado la barrera y ha dejado de ser sólo un partido que recogía fundamentalmente votos de clases medias y sectores rurales de población autóctona o perfectamente integrada en Cataluña para pasar a ser un partido interclasista que vehicula el voto de sectores de población trabajadora y de origen no catalán.

Estos sectores se han inclinado en estas ocasión por CiU en lugar de hacerlo por los partidos de la izquierda precisamente porque han convertido este voto en un acto de incorporación política a Cataluña, cuya representación Pujol ha conseguido monopolizar a sus ojos.

Los socialistas han recibido en estas elecciones 717.241 votos menos respecto a sus resultados de las legislativas de 1982. Los comunistas del PSUC han perdido 442.014 en relación a las autonómicas de 1980 y 167.000 respecto a su resultado en las elecciones municipales de 1983, cuando empezaron a recuperarse de su desastre de las legislativas de 1982. La gran mayoría de estas pérdidas de la izquierda se han producido en esta área.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Los 577.663 votos de más que CiU consiguió el domingo en relación a su mejor resultado anterior, y los 592.722 de más en relación a su resultado de las elecciones autonómicas de 1980, no provienen sólo de ahí. Pujol ha producido un tan alto nivel de identificación de su política, e incluso de su persona, con la defensa de los intereses nacionales de Cataluña que Esquerra Republicana, perdido durante estos cuatro años de apoyo al Gobierno de CiU su prestigio como partido de izquierdas, no aparece ante los ojos de otro segmento del electorado como una opción nacionalista útil.

ERC ha perdido 115.000 votos respecto a 1980, que era también su mejor resultado electoral. Las persistentes invitaciones de Pujol y de Roca, la misma noche de su victoria, para incorporar a ERC a ella no son más que la continuación de la política de ocupar todo el espacio político catalanista, expulsando del mismo a los partidos de la izquierda clásica, -aquellos que por su relación con el marxismo se adaptan peor a planteamientos electorales interclasistas- e integrando a todos los nacionalistas.

Con su resultado electoral Pujol ha conseguido, además, verificar una de sus más caras apreciaciones acerca de la composición social y el posicionamiento político de la Cataluña actual. El líder de CiU ha sostenido en numerosas ocasiones que en Cataluña existen unos sectores de derecha dura, que se niega a identificarse con cualquier tipo de catalanismo, que ha abandonado el uso del idioma catalán, que estuvo totalmente identificada con el franquismo, que está compuesta en parte importante por población de origen no catalán y que no quiere arraigarse aceptando las características del país donde reside. Para Pujol éste es el electorado de Coalición Popular, pero no el del centrismo. Puede representar aproximadamente un 10% del electorado, pero no más. Este es el límite de CiU por la derecha. En estas elecciones lo ha alcanzado.

El voto de derecha

En relación a las autonómicas de 1980 supone que los fraguistas han recibido ahora 63.031 votos menos de los que consiguieron entonces los centristas. En relación al voto de las legislativas de 1982 supone el fracaso del eslogan según el cual AP es el muro al socialismo. En las elecciones legislativas de 1982, AP y Centristes de Catalunya-UCD sumaron 642.028 votos. Ahora la Coalición Popular ha obtenido 417.563 votos menos que entonces. En estas elecciones autonómicas gran parte del voto de derecha ha perdido sus suspicacias ante Pujol y su nacionalismo. En cualquier caso, Pujol ha conseguido ampliar por la derecha su espacio electoral hasta dejarle al fraguismo sólo un 7,8% del electorado. Esto es lo que -al margen de sus consecuencias en la política general española- Coll i Alentorn, presidente de Unió Democrática, -el partido democristiano catalán coaligado con Pujol-, denomina "recatalanizar la política catalana".

El avance de Pujol en el espacio electoral de la derecha se observa de forma especialmente clara en la provincia de Tarragona, en la que tanto los centristas como los fraguistas habían alcanzado sus mejores resultados. En esta ocasión CiU ha conseguido la victoria en todos los municipios importantes de la provincia.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_