Un difícil ayuntamiento
El jazz y el flamenco no son universos tan ajenos entre sí como a primera vista pudiera creerse. Muy al contrario. Siempre he creído que por encima de las diferencias formales hay una serie de afinidades emanadas fundamentalmente de que ambos nacieron y se desarrollaron en climas espirituales con semejanzas tan palmarias como el ser los dos productos de pueblos sojuzgados, en permanente exilio interior.No sé si es esto lo que nos ha querido proponer José Antonio Galicia con su espectáculo. En cualquier caso, es una experiencia interesante, aunque me parece que no totalmente lograda. No es lo mismo una sucesión alternativa de obras de jazz y de flamenco, que es lo que vemos, que una música fundida en una creación integral, que es, pienso, lo que debería ser. Vemos y oímos, pues, jazz y flamenco -buen jazz y buen flamenco, si se quiere-, pero no ese jazz-flamenco que se nos había prometido y que me parece realizable.
De la alegría y de la tristeza
Música de José Antonio Galicia. Tarantos, soleá y bulerías de Gerardo Núñez. Orquesta de jazz de José Antonio Galicia. Bailaora: La Cintia. Bailarina: Margarita Jóva. Cantaor: Jesús el Almendro. Pintor. Joaquín Fernández. Cine: Fernando Suárez. Centro Cultural de la Villa, 26 a 29 de abril.
Sólo en las bulerías finales la conjunción llega a vislumbrarse, pero no olvidemos que el estilo buleariero es proclive a toda suerte de asunciones espúreas -en fechas recientes oímos a Fernando de Utrera en el teatro Alcalá Palace de Madrid meter por bulerías unas folías canarias, y tenían jondura a rabiar-, y aun en este caso el jazz cedió discretarnente la prioridad a lo flamenco.
Galicia, con su orquesta de jazz, estuvo brillante, y extraordinaria la guitarra de Gerardo Núñez en sus acotaciones flamencas. La Cintia es una buena bailaora, sobresaliente por tarantos y por soleares, cantes en los que Jesús el Almendro se manifestó con sobriedad y conocimiento. Margarita Jova, como bailarina, cumple quizá en la parte más ingrata, pues ha de servir a una serie de exigencias de la más diversa genealogía.
Hay insertos de cine y la realización de una pintura en el escenario. Todo ello me parece gratuito. No pasaría nada si lo omitieran, pues se trata de postizos añadidos al espectáculo sin necesidad.
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