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FERIA DE SEVILLA

Antoñete arquea la pierna

Antoñete arqueaba la pierna para gozo de los sevillanos. Con la pierna arqueada de Antoñete, las aficiones de Madrid y de Sevilla se hermanan. Tras múltiples polémicas sobre los más futiles temas, las dos aficiones de mayor solera en el mundo se ponen de acuerdo: nadie arquea la pierna mejor que Antoñete.No es que salga Antoñete y se vaya por ahí, albero adelante, a arquear la pierna, ora en la sombra, ora al sol, sin tener por qué. Antoñete no es de los que pretenden vender su habilidad al público a toda costa y a cualquier precio.

Ése es Curro, el incombustible, proclamado faraón por la gracia de no torear nunca jamás, salvo alguna vez que alguien le vio torear y jura con verdad que lo hizo de maravilla. Hay quien envejece esperando igual fortuna y no se le arrienda la ganancia. Ver torear a Curro es como lo de las quinielas. Algunos se indignan, hasta demandan cautiverio para Curro, porque cobra más que nadie y no quiere trabajar. Yerran: no trabajar es el trabajo de Curro.

Plaza de Sevilla

28 de abril.Segunda corrida de feria. Cuatro toros de Socorro Sánchez-Dalp, y dos, el cuarto y quinto, de Manuel González, muy desiguales de presencia, escasos de bravura. Antoñete. Bajonazo (gran ovación y salida al tercio). Dos pinchazos y cinco descabellos (silencio). Curro Romero. Tres pinchazos y estocada (bronca). Estocada desprendida (división). Tomás Campuzano. Estocada baja (ovación y salida al tercio). Estocada trasera y otra tendida (ovación).

En su primer toro fue ayer fiel a sí mismo: unos trapazos con el capote, unos trapazos con la muleta; en total, cinco minutos escasos de ajetreo. En el quinto porfiaba, y decían por eso que quería trabajar; pero sus exégetas saben que también entonces era fiel a sí mismo porque el que no quería trabajar era el toro, que se hizo de mármol. De cerca, con sus lentillas y todo, Curro veía mejor que nadie la marmórea condición del animal, y se le ponía por delante, abombando el pecho y arqueando la ceja.

Arquear la ceja no es lo mismo que arquear la pierna; la afición lo sabe. Antoñete salía a los medios daba distancia, citaba al toro, que acudía veloz; arqueaba la pierna, bajaba las manos, capote a ras, y el toro no tenía más remedio que girar en torno al engaño. Fijado, le dio unas verónicas recias, pata l´ante, de las de Madrid, y Sevilla le jaleaba con esos olés como jipíos que reserva para las manifestaciones de arte.

Con la muleta volvió a arquear la pierna, y el ayudado por bajo crujía. Todo crujía: la rodilla del maestro, los huesos del toro, las gargantas del público. Principalmente los ayudados por el lado izquierdo fueron de tauromaquia clásica. Continuó por naturales No siempre había temple, pero había valor, majeza, mando, y un torería que se derramaba por el rubio albero y subía tendido arriba hasta los tejadillos de la Maestranza, invadiéndolo todo de emoción.

Las posaderas al aire

En un remate, la taleguilla crujió también y se le descosió. Peligroso percance, porque Antoñete quedaba con las posaderas al aire. No importó. Pese a llevar al fresco tan íntima parcela de su veterana anatomía, continuó toreando igual que si la ciñera la seda. Cuando volvía a tablas Antoñete -después de un bajonazo horrible, hay que precisar- dejaba en el ambiente un paladeo de toreo puro, caro toreo, tan difícil de ver. Antoñete estaba en vena. Al cuarto toro también le arqueó la pierna para recibirlo muchas veces por los medios y hasta en el platillo, pero el animal era huido y no consiguió ni pararlo ni fijarlo. En el último tercio, e manso (porque era manso el toro, con ribetes de moruchón) continuaba sin fijeza, y cuando el maestro de Madrid quería encelarlo al natural, le pegaba aviesas coladas. Cortó la faena Antoñete y uno del tendido resumió el sentir general: "¡Tranquilo! ¡La afición de Sevilla te ha comprendido!".Toro manso con ribetes de moruchón: así fue toda la corrida. Lo del matrimonio González-Sánchez Dalp está bajo de casta. Tanto suavizar la sangre, han acabado aguándola. Es la vieja historia de todas las ganaderías con vocación comercial. Los dos más grandes ejemplares los sacaron para Tomás Campuzano, como los más chicos -desvergonzadamente chicos, y romos- los sacaron para Curro; hace falta desfachatez. Pero a Tomás Campuzano lo mismo le da. Es un torero valiente, con afición y regularidad, joven y, además, en buen momento, que puede con casi todo. Con los descastados productos de González-Sánchez Dalp aún puede más. Toreó bien a ambos. Al último, un voluminoso colorao que se conmocionó al rematar contra un burladero, le instrumentó una serie finísima, de frente, con vaporoso cambio de mano, y el de pecho, en ligazón. Con el capote, unas verónicas del delantal volvieron a provocar olés y ovaciones.

Sólo le falta a Campuzano arte y, desde luego, arquear la pierna, pero estando el maestro delante, más vale que no. Cuando el maestro arquea la pierna, como ayer, el resto de la torería debe ponerse firmes.

Llenazo todos los días

Con Paquirri y Paco Ojeda en el cartel, y en domingo, la entrada de hoy en la Maestranza será un llenazo, y lo mismo se espera para todos los días venideros de la feria, hasta el domingo próximo, en que se dará la tradicional miurada. Para mañana la expectación es enorme, porque torean Curro Romero, Rafael de Paula y Ojeda, pero aunque parezca extraño, y según fuentes de la empresa, éste es cartel que interesa mucho más a los forasteros que a los sevillanos, y no se trata del que tiene más demanda de localidades. El de mayor demanda es el del jueves día 3, con toros de Torrestrella para Emilio Muñoz, Paco Ojeda y Espartaco.Si diariamente se reciben en la empresa unas 1.500 llamadas de compromisos para reserva de boletos -que, naturalmente, no pueden atenderse-, más de la mitad de esas llamadas son para la corrida del día 3. El escritor Mario Vargas Llosa viene desde Perú para asistir a la feria.

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