Convergència i Unió y Esquerra Republicana suman escaños suficientes para acercarse a la mayoría absoluta
La abstención castigará fundamentalmente a los socialistas
Convèrgencia i Unió es la opción política que cuenta con mayores posibilidades de ganar las elecciones del próximo domingo al, Parlament catalán, si bien es difícil que consiga la mayoría absoluta de los escaños. Así lo ponen de manifiesto los resultados de un sondeo preelectoral de EL PAIS, cuyo trabajo de campo fue realizado por la empresa Metra/ Seis entre el 9 y el 12 de abril. Pese a la dificultad de que Pujo¡ logre por sí mismo la mayoría, el mantenimiento de la colaboración con Esquerra Republicana de Catalunya, que ha funcionado durante la legislatura que ahora termina, permitiría a ambas formaciones acercarse a la mayoría absoluta del futuro Parlament catalán.Convèrgencia i Unió y Esquerra Republicana, de acuerdo con este sondeo, rozarían la mayoría absoluta del Parlament si unieran sus diputados lo que comportaría posiblemente un Gobierno de coalición entre ambos partidos. De hecho, si la coalición de Pujol obtuviera finalmente los 58 escaños que se le dan como posibles y Esquerra los 10 que también se consideran probables, sumarían 68 diputados, que seria ya la mayoría absoluta, y no precisarían apenas del apoyo parlamentario de Alianza Popular.
El Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) aparece como segunda fuerza en las preferencias del electorado. Tanto esta opción como CiU ganan votos sobre sus resultados en las anteriores elecciones autonómicas (1980), lo cual confirma la tendencia a la polarización del electorado. Salvo cambios imprevisibles en la recta final de la campaña, la izquierda no podrá alcanzar la mayoría en Cataluña; la única alternativa -en pura teoría- al Gobierno de CiU y Esquerra sería que socialistas, comunistas y Esquerra sumaran sus diputados, y aun así no alcanzarían en el mejor de los casos más de 66 escaños -según el sondeo-, insuficientes para gobernar con AP y CiU en la oposición.
Además, el nivel de voto a Esquerra Republicana no refleja apenas desgaste por su colaboración con Jordi Pujol durante estos cuatro años, por lo que es muy poco probable que Heribert Barrera considere necesario cambiar de aliados.
De confirmarse los resultados dibujados por este sondeo, los comunistas perderían 10 puntos y 14 diputados en relación a las autonómicas de 1980. CiU ganaría 9,3 puntos y 15 diputados. El PSC mejoraría también sus resultados de 1980: 9,7 puntos y 12 diputados de más. Esquerra sufriría un ligero retroceso (1,5 puntos y 4 diputados menos). Afianza Popular no se presentó a las primeras elecciones autonómicas, aunque apoyó a Solidaritat Catalana, que sólo obtuvo el 2,3% y ningún diputado, y CC-UCD y PSA, que lograron escaños entonces, ahora no se presentan.
Comparando las previsiones del sondeo con los resultados de las elecciones legislativas de octubre de 1982, el PSUC ganaría 3,6 puntos; CiU, 13,3, y Esquerra, 3,2. Por el contrario, los socialistas sufrirían un retroceso de 12,6 puntos y AP perdería 4,5 puntos.
La abstención será decisiva
No son altas las expectativas de participación en las urnas. El 64% del electorado tiene intención de acudir a votar, mientras que ha decidido ya su abstención el 14%. En medio queda una franja muy amplia, que supera la quinta parte del cuerpo electoral, cuya participación puede ser decisiva para confirmar el triunfo previsible de Convèrgencia i Unió o para alimentar las esperanzas de los socialistas.
El nivel de participación ya decidida es similar a la que realmente se produjo en los comicios autonómicos de 1980; de confirmarse esa cifra, supondría un notable incremento de la abstención respecto a las elecciones legislativas del 28-0, en las que sólo un 20%. de los catalanes con derecho a voto faltaron a la cita con las urnas. Según los resultados del sondeo, los electores socialistas son los más indecisos sobre si deben acudir a votar o no. Analizando la actitud manifestada por los votantes de cada partido, en los comicios municipales de 1983 -última convocatoria electoral celebrada hasta la fecha- se observa que tiene decidido acudir a las urnas el 87% de los votantes de Convèrgencia i Unió y prácticamente el mismo porcentaje de los de Esquerra Republicana de Catalunya.
Por tanto, los votantes de los partidos nacionalistas (CiU y Esquerra) alcanzarán niveles de abstención mucho más bajos que los otros partidos. Por el contrario, las intenciones de participar son mucho más tibias entre los votantes de los otros partidos, particularmente del PSC, al que están decididos a no votar el 19,2% de las personas que le votaron en las elecciones municipales de 1983. Fenómenos parecidos pueden señalarse en los casos de PSUC y de AP.
Las personas que no votaron en las municipales de 1983 se dividen ahora en tres grupos. Un tercio de ellos se declaran dispuestos a acudir a las urnas, y los otros dos tercio s constituyen el núcleo de abstencionistas decididos e indecisos sobre si acudir a votar o no.
A la vista de estos datos, una rápida conclusión es que parece muy difícil que las opciones nacionalistas puedan mejorar su opción de voto, de aquí al día de las elecciones; en cambio los demás partidos (AP, PSC y PSUC) podrían incrementar sus escaños, si consiguieran llevar a las urnas a todos los que les votaron en mayo de 1983.
Fidelidad de voto
En el análisis de la capacidad de cada partido para retener a sus propios votantes, se ha recurrido a una comparación con las elecciones autonómicas de 1980. Convèrgencia i Unió es la opción con mayor fidelidad de voto: e 161 % de sus antiguos electores repetirá ahora ese mismo sufragio. A su vez, CiU está en situación de recibir nuevas aportaciones por parte de antiguos electores de UCD y de Esquerra Republicana, fundamentalmente.
La fidelidad de los votantes socialistas es inferior a los de Convèrgencia i Unió: el 54% de aquéllos piensan repetir voto. El PSC recibe nuevos votantes que proceden de. UCD y del PSUC; a su vez, el partido socialista cede una pequeña parte de sus sufragios al PSUC, lo que demuestra la existencia de una zona de trasvase entre ambos partidos. Es significativo que el 24% de los electores socialistas de 1980 declaren ahora que no saben a quién votar o que no votarán en esta ocasión.
'El PSUC conserva el voto del 58% de sus electores y se le va un 10% al partido socialista y pequeños núcleos a otras fuerzas minoritarias.
Resulta más difícil aplicar ese mismo tipo de análisis a Alianza Popular, puesto que no se presentó como tal en las pasadas elecciones autonómicas. La única comparación posible es con Solidaritat Catalana (SC), opción apoyada por AP en 1980: el actual partido conservador mantiene el 59% de los votantes de SC y cede una pequeña parte de ellos a Convèrgencia i Unió.
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