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Un soldado cuyas granadas siempre daban en el blanco

Pilar Bonet

El líder soviético, Konstantín Chernenko tenía buena puntería con el rifle y la ametralladora, y sus granadas de mano siempre daban en el blanco cuando a principios de los años treinta luchaba "valientemente" contra los bandidos contrarrevolucionarios y los contrabandistas allá en el Kazajstán (Asia Central).Estas afirmaciones se contienen en un artículo extraordinariamente laudatorio publicado en el órgano de prensa del Ejército, Krasnaia Zvezda, que parece destinado a dotar al máximo dirigente de la Unión Soviética de una imagen de prestigio en el campo militar.

Observadores de distinto signo en Moscú coinciden en considerar el artículo, aparecido la víspera de la sesión inaugural del Soviet Supremo, como un signo del creciente culto a la personalidad de Chernenko, en la línea habitual de Leonid Breznev y en contraposición al estilo austero de Yuri Andropov.

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Hasta ahora, la biografía de Konstantín Chernenko era más bien parca en lo referente a su experiencia militar, y se limitaba a señalar que en 1930 había ingresado como voluntario en el Ejército Rojo, donde sirvió hasta 1933 en las tropas fronterizas.

El currículum no indicaba dónde. Ahora, en forma de evocación nostálgica de un antiguo compañero -el teniente general V. Donskov-, Krasna¡a Zvezda revela que Konstantín Chernenko fue un buen jinete, era arrojado y valeroso, aprovechaba el tiempo libre para leer y aprender e intervenía en discusiones políticas mientras se encontraba en el Kazajstán oriental.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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