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Controversia económica

La criticada intervención del presidente González ante las cámaras de televisión para defender la reconversión industrial, (...) constituyen una defensa sin ambages de la política diseñada y aplicada por su ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer.El jefe del Ejecutivo sólo admitió dos errores en esa política, más de forma que de fondo: que las argumentaciones del Gobierno quizá habían sido demasiado técnicas y que habían adolecido de capacidad de comunicación. Si el propio presidente lo reconoce, por nuestra parte no hay nada más que añadir en ese sentido, aunque sí quepa subrayar lo fundamental que resulta en política económica no defraudar las expectativas que se depositan en un Gobierno determinado: aparte de llevar a cabo las líneas de acción que se consideren oportunas, los gobernantes deben inspirar y, sobre todo, convencer.

(...), ¿no podría haberse hecho en el primer año el 90% de la reconversión industrial, por ejemplo? Por el contrario, las continuas amenazas de reconversión -y la lentitud en el ropaje legislativo correspondiente, que no culmina hasta el decreto-ley de finales de año- han creado un ambiente de crispación y enfrentamiento del que es en buena parte responsable el propio Gobierno (...).

Felipe González tiene razón al quejarse de la oposición frontal y sistemática que ha encontrado en CC OO a la hora de aplicar su política industrial, pero lo que no puede decir es que este fenómeno le haya cogido por sorpresa; desde que se conocieron los resultados de las últimas elecciones generales, que redujeron al partido comunista a la mínima expresión parlamentaria, se sabía que la oposición social a la izquierda del Gobierno estaría protagonizada por CC OO.

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En cambio, el Gobierno no puede quejarse de que los empresarios (...). Las críticas han sido más verbales que activas y, desde luego, no puede decirse: que el temido muro del dinero, tanto desde el interior como desde el exterior, se haya alzado contra el Gobierno socialista.

Obviamente, el principal problema con que se encuentra el Gobierno en materia económica es que no se materialicen las expectativas que suscitó en cuanto a creación de empleo.Sorprendentemente, la ejecutiva del PSOE acaba de publicar un documento en el que todavía se menciona la posibilidad de crear 800.000 puestos de trabajo, ahora en sólo tres años. Probablemente sería más realista que el Gobierno insistiera en la necesidad perentoria de que España no pierda el tren de la actual revolución posindustrial, lo que lleva aparejado un ajuste en profundidad de nuestras estructuras productivas.

1 de abril

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