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Ejecutado con una inyección el 'asesino de los caramelos'

Ronald Clark O'Bryan, el hombre que fue declarado culpable de asesinar hace 10 años a su hijo Timothy, de ocho años, con caramelos envenenados, par cobrar un seguro de 60.000 dólares, fue ejecutado ayer en la prisión de Huntsville (Tejas), mediante la aplicación de una inyección letal.Un portavoz de la penitencia ría aseguró que O'Bryan -que donó sus ojos- murió 12 minutos después de que una sobredosis de pentotal de sodio, pavulón y cloruro de potasio penetrara en sus venas.

Testigos presenciales aseguraron que O'Bryan, antes de morir, volvió la cabeza hacia ellos y pidió que le perdonaran, "igual que él lo hacía con todas las personas que habían estado relacionadas con su ejecución". Uno de los testigos, Kin Mangano, de 18 años, dijo: "El hombre que hoy ha muerto es inocente, y por eso, su tranquilidad en los últimos momentos". Unas 300 personas, congregadas cerca de la cárcel, aplaudieron cuando se supo que O'Bryan había muerto.

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