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57 pesqueros españoles faenan en aguas de la CEE con bandera británica o irlandesa

Manuel Rivas

Mientras en las mesas de negociaciones de Bruselas la Comunidad Económica Europea (CEE) pone cara de ogro cuando se habla de la pesca española, estudiando períodos de cuarentena, una parte del sector, aguzando la imaginación en tiempos de crisis, está protagonizando una especie de: integración comunitaria sumergida desde hace más de tres años. 48 buques con pabellón del Reino Unido y nueve con la bandera irlandesa ondeando a popa tienen como base de operaciones puertos del norte de España, la mayoría en Galicia. Más de 400 pescadores comunitarios dependen, en realidad, de armadores españoles.

El sueño de Peter Senior, de 28 años, 11 de ellos en el mar, es tener su propia nave, uno de esos pequeños pesqueros explotados familiarmente y que dan buenos beneficios allá, en el litoral próximo a su natal North Shields. Con una utopía semejante mira el futuro de su propio mar Manuel Torres, un experimentado pescador gallego nacido en Santa Eugenia de Ribeira. Son, respectivamente, patrón de costa y pesca del Rowanlea, uno de los abanderados que operan en La Coruña.En el Rowanlea trabajan 10 británicos y 4 gallegos de edades comprendidas entre los 17 y los 45 años. Peter Senior es el primer responsable del barco y ejerce su mando con exquisita diplomacia, sin tomar siquiera partido en el rancho: "Lo único que no me gusta de la cocina española es el ajo". También administra prudencia a la hora de repartir méritos tras una buena captura: "Aprendí mucho of Manuel".

El Rowanlea pertenece a esa flota mestiza de los abanderados, avanzadilla sumergida en la integración comunitaria que ha crecido en vertiginosa progresión desde que un pionero inequívocamente gallego, el Trueiro, fue matriculado en Falmouth el 20 de noviembre de 1980. En la actualidad, sólo en el puerto pesquero coruñés tienen su base 13 abanderados del Reino Unido, 4 irlandeses y 8 netamente británicos. En Galicia y otros puertos del norte de España, el total de abanderados es de 57 barcos, 48 de ellos británicos.

Cambios en la legislación

Desde mediados del pasado año, el 75% de la tripulación de estos buques ha de ser comunitaria. Hasta entonces bastaba con que figuraran dos mandos de nacionalidad británica o irlandesa, pero ambos países han ido modificando su antigua legislación en esta materia para frenar lo que consideran una penetración por la puerta trasera de la CEE y que ha levantado airadas protestas en sectores proteccionistas del Reino Unido.

La polémica también ha acompañado la curva ascendente de los abanderados en los puertos gallegos, generando incluso una escisión en la asociación provincial de armadores de buques de pesca de La Coruña. Para la tradicional Arpesco, que aún agrupa a la mayoría del sector, los abanderados son un factor que acelera el desmantelamiento de la propia flota y su actividad es más que cuestionable desde el punto de vista legal. En el fragor de la disputa se ha llegado a hablar de "advenedizos y piratas de la mar".

Juan Antonio Tobío, presidente de la asociación Pesca Galicia, que agrupa a los disidentes, es el hombre sobre el que recaen todas las iras de los oficialistas, que lo consideran inspirador de este entreguismo de la flota. Su estampa joven, de ejecutivo moderno, bien conectado con la Administración y estudioso conocedor de los entresijos de la CEE, causa desconcierto en un panorama empresarial pesquero con cánones anquilosados. Según Tobío, la fórmula de los abanderamientos ha permitido, frente a una constante reducción de licencias, el mantenimiento de la actividad en los puertos pesqueros y la conservación de los empleos inducidos.

Defender ese ritmo de infraestructura portuaria es fundamental, según el presidente de Pesca Galicia, para que la integración "no se lleve todo por delante". La exigencia de la CEE para que España se deshaga de las empresas mixtas sólo afectaría a las extracomunitarias, por cierto, muchas de ellas fracasadas, como parte de las constituidas en Mar del Plata.

Juan Antonio Tobío ha servido de introductor en la charla con el capitán Senior minutos antes de que el Rowanlea ponga proa hacia el Gran Sol. La tripulación de este pesquero, según el armador, es un caso de convivencia ejemplar, aunque ha habido otros no tan positivos. "Sin duda, yo preferiría que todos los marineros fueran gallegos". Lo dice a media voz, como respondiendo internamente a los que le atacan.

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