El preso que afirmó en el Juicio de la cárcel de Herrera que se sentía inseguro logró huir en un traslado
Vicente Gigante Real, de 26 años, uno de los reclusos que han testificado en el juicio seguido en Ciudad Real contra funcionarios de la cárcel de Herrera de la Mancha acusados de torturas, se escapó ayer por la tarde del coche celular que le devolvía desde aquella capital hasta la prisión de máxima seguridad de Meco, en Alcalá de Henares. Gigante Real, que declaró en el juicio el pasado viernes, pidió en la vista garantías de que no le iba a ocurrir nada al volver a la prisión, puesto que, según dijo, había sido amenazado de muerte si testificaba. El presidente del tribunal, Antonio Hernández Díez, le contestó: "Bueno, pues si le matan, qué le vamos a hacer".El recluso logró fugarse del vehículo celular forzando con un destornillador la rejilla y el cristal de una de las ventanillas. En el furgón viajaba con 14 internos más, que como él habían intervenido en calidad de testigos en el juicio.
La fuga se produjo cuando el furgón de la Guardia Civil matrícula PGC-0426, serie P, se detuvo en la glorieta de Cádiz, a la entrada de Madrid por la carretera de Andalucía. Junto al escapado logró evadirse el recluso Enrique Cuenca Hidalgo, también testigo en el juicio de Ciudad Real, que fue detenido minutos después por los efectivos de la Guardia Civil que custodiaban el vehículo.
Dos de los abogados de la acusación particular, Jaime Sanz de Bremond y Ventura Pérez Mariño, que regresaban en su propio automóvil a Madrid tras finalizar la sesión del juicio celebrada ayer, se encontraron en la glorieta de Cádiz, de la capital, con el coche celular, cuando ya había escapado el recluso. El vehículo estaba parado, rodeado por unos 20 coches zeta de la Policía Nacional. A escasos metros del coche celular, los abogados aseguraron a este periódico que los presos ocupantes del vehículo gritaban, a través de la ventanilla por la que lograron huir los dos reclusos, que la Guardia Civil había detenido el furgón a mitad del trayecto para efectuar un simulacro de fusilamiento contra ellos. Los presos gritaban también que había un herido dentro. EL PAÍS Las voces de los reclusos -mantenidos en el coche celular a la espera de que llegase otro en buen estado que pudiera devolverles a Meco- eran acalladas por el incesante sonar de las sirenas de los coches de las fuerzas de seguridad estacionados en la zona.
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Uno de los 14 reclusos que testificaron sobre malos tratos huyó por una ventana del furgón
Viene de la primera páginaLos hechos se iniciaron alrededor de las 18.30 horas, cuando dos de los 14 presos que ocupaban el coche celular lograron, con ayuda de un destornillador, desmontar la red metálica existente a escasos centímetros del techo del furgón y romper una luneta, a través de cuyo orificio salieron al exterior.
Al percatarse de la fuga, los efectivos de la Guardia Civil que custodiaban el traslado iniciaron la persecución de los dos reclusos. Minutos después era detenido Enrique Cuenca Hidalgo. El otro huido inició a pie la fuga por la calle de Marcelo Usera y continuó por Almendrales, donde resultó atropellado por un vehículo marca Skoda, de color blanco, al que produjo una abolladura en la aleta delantera.
El recluso, pese a estar herido por el golpe, continuó la huida por la calle de Monederos. Según testigos presenciales, el evadido cojeaba ostensiblemente antes de perderse por las calles de la zona.
Sobre el simulacro de fusilamiento denunciado por los reclusos, el abogado Jaime Sanz expresó su intención de personarse hoy en la prisión de Meco para entrevistarse con los presos y confirmar los extremos de los hechos denunciados. "Confórme a lo que los reclusos nos cuenten", afirmó Sanz, "actuaremos en consecuencia". El letrado expresó, asimismo, su extrañeza por el hecho de que presos conceptuados como Juguistas llevaran tan poca escolta.
El preso huido, que además de testigo es acusador en el juicio seguido en Ciudad Real contra funcionarios de la cárcel de Herrera, cumplía condena de 23 años en la prisión de Alcalá de Henares por robo con homicidio. Gigante aseguró en el Juicio que el funcionario Eutiquio Gil le había pegado en dos ocasiones con la porra eléctrica. Los 13 reclusos restantes llegaron anoche a la prisión de Meco.
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