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Enfrentamientos e incidentes en la quinta sesión del juicio por presuntas torturas en la cárcel de Herrera de la Mancha

Antonio Hernández Díaz, el presidente del tribunal que enjuicia al director y 11 funcionarios de la prisión de máxima seguridad de Herrera de la Mancha, en Ciudad Real, por presuntas torturas, y los abogados de la acusación particular originaron ayer momentos de tensión en la quinta sesión del juicio, cuando el primero prohibió que los testigos identificaran a los funcionarios acusados. Por otra parte, en uno de los descansos de la vista se produjo un incidente, cuando tras la declaración del preso Ángel San José, la policía intentó conducirlo a rastras a los calabozos. Este preso había manifestado en la sala su intención de entregar a su abogado dos cartas, lo que no le fue permitido por la policía.

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Varios letrados que se percataron del incidente, ocurrido en los pasillos de la Audiencia, pidieron a la policía que no golpeara a San José. Se produjo entonces un momento de fuerte tensión que culminó con la entrega de las cartas y el intercambio de datos de identidad entre Luis Figueroa, uno de los letrados que intercedió por el recluso, y el cabo primero de la guarnición de Ciudad Real número 17.119-M, que era el jefe de la fuerza.En la sesión, los presos o ex presos de Herrera de la Mancha que declararon como testigos narraron las torturas y vejaciones de que habían sido objeto por parte de los procesados. Arturo Sausa afirmó que le habían aplastado el dedo índice con una puerta "para que no pudiera volver a denunciar los malos tratos".

Fernando Sarmiento explicó cómo Don Julio -se refiere al funcionario Julio Repollés, que no está procesado- le clavó un objeto metálico en su ojo sano, ya que es ciego del otro, y agregó que también le apagó cigarrillos en los brazos y manos.

Ángel San José manifestó que a su llegada a la prisión le golpearon la cara contra la pared, y que cuando su madre fue a visitarle, y ante la prohibición de hablar del régimen carcelario, le dijo que se encontraba "un poco mejor que mi abuela". "Esto era para indicarle que estaba muerto en vida, ya que mi abuela llevaba 18 años muerta". Esta afirmación produjo risas entre el público y hasta en el director, Santiago Martínez.

Identificación denegada

El ex recluso Jesús Jimeno no fue autorizado por el presidente del tribunal a que reconociera a los funcionarios, al alegar que se trataba de una prueba testifical. Jimeno dijo que había visto en la sala a un procesado "bajito, grueso y con pfas" que estaba en el banquillo y que era conocido corno El Híbrido (se refería a Jose Luis Malagón).

Jimeno afirmó que el régimen de Herrera era tan duro e inhumano que para salir de la prisión se tirvo que tragar la varilla de la cisterna, la manivela de la ventana y una pastilla de jabón, por lo que fue trasladado al hospital. Al saber en el hospital que tenía que regresar a Herrera de la Mancha, pidió a otro enfermo que le rompiera un brazo, lo que así hizo.

Enrique Rúa, que se encuentra en líbertad, precisó que había recibido tortazos y bofetadas de los funcionarios Barroso, Campos, Malagón y del director de la prisión, Santiago Martínez Motos, Al igual que otros reclusos, manifestó que recibían amenazas por un altavoz interior que había en la celda.

Francisco Javier Costa, que también se encuentra en libertad, dijo haber sido torturado y amenazado de muerte por varios funcionarios, a los que identificó.

"Había un hilo musical con marchas militares constantemente, y por las noches lo ponían de repente y lo volvían a apagar". Acusó también a dos funcionarios que no están procesados, y que son conocidos por Moratinos y La Bien Peinada.

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