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Los reclusos detallan en el juicio las torturas y vejaciones sexuales que sufrieron en Herrera

Varios presos que comparecieron ayer como testigos en el juicio seguido en la Audiencia Provincial de Ciudad Real contra 12 funcionanos de la prisión de máxima seguridad de Herrera de La Mancha declararon que los procesados les habían torturado y sometido a vejaciones sexuales. Por otra parte, el recluso Vicente Gigante pidió garantías de que no le iba a ocurrir nada al volver a la prisión ya que, según dijo, ha sido amenazado de muerte si declaraba en el juicio. El presidente del tribunal, Antonio Hernández Díez contestó: "Bueno, pues si le matan, qué le vamos a hacer".

Los presos que declararon ayer manifestaron que habían sido torturados por la práctica toialidad de los procesados y por otros funcionarios que no lo están, como uno apellidado Ferrer; otro conocido como La vaca Flora, que era uno de los que más les sometían a vejaciones sexuales; don Diego; un tercero cuyo apodo es El Diablo y procedía de Barcelona; y, sobre todo, por un jefe de servicios al que llamaban El bien peinado, que dió 100 golpes con una porra, 50 en cada hombro, al preso Enrique Cuenca.Todos los reclusos que testificaron ayer señalaron que los procesados han cambiado deliberadamente de aspecto físico para evitar ser reconocidos. Uno de los presos afirmó: "Esto parece carnaval, van todos disfrazados, se han teñido el pelo y se han afeitado o dejado bigote".

Cada uno de los presos describió torturas concretas de las que había sido objeto. Enrique Cuenca relató que Francisco Campos le había pisado la cabeza y que luego, cuando concluyó la declaración, le amenazó: "Un año de estos te buscaré en la calle y te encontraré".

Vicente Gigante aseguró que el funcionario Eutiquio Gil le había pegado en dos ocasiones con la porra eléctrica. José Morales afirmó que Jaime Pozas le dio 1.000 bofetadas, contadas una a una, en el mismo sitio de la cara, y que el jefe de servicios, apellidado Barroso, estaba presente. Dionisio Chinchurreta dijo que Pozas y Campos le habían dado porrazos en las nalgas hasta despellejarle, y que Barroso le fue dando golpecitos en un ojo con un anillo gordo que tenía lo que le ha producido pérdida de visión.

Amenazas y palizas

Todos los declarantes de ayer afirmaron que han sido amenazados por haber denunciado los hechos y que varios han sufrido palizas por ello. Igualmente, manifestaron que los funcionarios les habían hecho rectificar declaraciones y denuncias en las que explicaban los malos tratos que sufrieron. Respecto a los funcionarios cuyos nombres fueron facilitados por los testigos como autores de torturas y que no han sido procesados, los abogados de la acusación particular solicitaron que se dedujera testimonio para ejercer contra ellos las correspondientes acciones penales. El ambiente de las sesiones fue tenso y la mayoría de los reclusos miró con dureza a los funcionarios.

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