Entrevista con Felipe González
(...) A veces uno se pregunta si el Felipe González de antaño no se ha convertido en prisionero de su excelencia el presidente del Gobierno. "Bueno, quizá diga cosas que un presidente de Gobierno no debería confesar, pero es cierto que entre los ideales personales y las obligaciones de un jefe de Gobierno existe una cierta distancia, que recorro siempre con algún dolor y a costa de un cierto trauma personal. Pero hay que aceptar las responsabilidades de este cargo con clara conciencia de la situación real en la que se halla el país. Sin perder de vista las esperanzas y aun las utopías; pero, en primer lugar, con realismo".
"Creo que esto es algo que nos exige a los socialistas una cierta revolución interior, porque a veces pademos como una esclerosis en las ideas. Seguimos manejando un lenguaje de los años veinte, y eso es dramático. Que la derecha sea conservadora parece coherente, pero ser de izquierdas y conservador es una contradictio in términis. Y me temo que existe un cierto conservadurismo ideológico no muy bien adaptado a la realidad actual. Por ejemplo, en el ámbito sindical. Nuestra estrategia sindical respondía a los tiempos del desarrollismo y del pleno empleo, pero esta estrategia, así como sus tácticas y su técnica, apenas se han adaptado a la actual época de crisis. Así que ahí algo que funciona mal. ( ... ) Si se quiere luchar contra el paro, hay que analizar la realidad industrial de nuestro tiempo y aplicar otras políticas".
(...) Existe una cierta impaciencia sobre la decisión de su Gobierno refeferente a la OTAN y sobre la fecha en que va a convocar el prometido referéndum, que algunos prevén para febrero de 1985. "Espero que no para el 23-F, ¿no?", repone rápidamente, y con una sonrisa, Felipe González. "No, eso no es más que una especulación sin fundamento", prosigue. "Hay dos asuntos en los que, de momento, le conviene a mi Gobierno mantener una ambigüedad calculada: la cuestión de la OTAN y las relaciones diplomáticas con Israel. Todo el mundo anuncia cuándo habrá relaciones con Israel, y todo el mundo anuncia la decisión sobre la OTAN; pero la verdad es que nadie tiene fundamento para hacerlo, se lo digo en serio. Aún estamos evaluando estos asuntos con la mayor prudencia".
(...) Con relación a la reciente visita-sorpresa a Madrid del líder cubano Fidel Castro:
"Hemos hecho algo que quizá se escape de los hábitos, y es que le hemos dicho exactamente lo mismo a Fidel Castro que a los otros interlocutores, incluidos los norteamericanos. Lo cual no siempre es agradable, porque al final uno termina siendo sospechoso para todos de estar con el otro, ¿no?".
, 5 de marzo
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