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El estreno en España de 'El día después', sobre un holocausto nuclear, fue un acontecimiento social y político

Un asustado suspiro de alivio recorrió anoche la sala M cine donde se proyectó por primera vez en España el filme norteamericano El día después cuando los resplandores rojos de las bombas atómicas dejaron paso a la patética geografía de las ruinas de una ciudad de Dansas y a una quietud a la que sucedieron la muerte, el caos, la desolación y la miseria. La película versa sobre un hipotético holocausto nuclear en Estados Unidos. Su estreno en Madrid fue un acontecimiento social y político.

La película, que fue exhibida en la televisión norteamericana el 20 de noviembre de 1983, fue es trenada en Madrid en un acto organizado por la revista Tiempo. La madre del Rey, la Condesa de Barcelona, acudió a la sesión Asistieron también políticos del Gobierno, como el ministro d Administración Territorial Tomás de la Quadra, y de la oposición, como el presidente de Alianza Popular, Manuel Fraga que abandonó la sala, al final de la proyección, con toda rapidez, y Santiago Carrillo del Partido Comunista de España; estuvie ron asimismo intelectuales e invitados extranjeros, como lo diputados alemanes Petra Kelly del partido "verde", y el ex militar Gert Bastian, que también perteneció al indicado grupo pacifista y ecologista.El día después, dirigida por Nicholas Meyer e interpretada por Jason Robards, se despide de los espectadores asegurando que el holocausto que presenta sería peor si alguna vez la ficción se convierte en realidad. Los políticos que asistieron al estreno, entre ellos el embajador soviético Yurí Dubinin, no tienen duda acerca de ello. Al término de la proyección, un Dubinin lacónico y escurridizo se remitió a la película para dar a conocer su opinión: "El filme es suficientemente elocuente; para evitar las consecuencias de lo que presenta como hipotético debemos tener esperanza e ilusión de que se va a terminar la posibilidad de todo uso de las armas nucleares". En la película, la URSS y Estados Unidos son las que protagonizan la conflagración nuclear.

Agustín Rodríguez Sahagún y el teniente general Manuel Gutiérrez Mellado, que fueron ministros de Defensa en distintos gobiernos de la Monarquía española, observan la hipótesis terrible de la película norteamericana como un hecho pedagógico ("es pero que sirva para la paz; no creo, por otra parte, que eso su ceda jamás", dijo Gutiérrez Mellado; "yo creo que tiene un positivo mensaje de esperanza en una de las escenas, cuando una mujer embarazada pide razones para la esperanza en medio del desastre nuclear", dijo Rodríguez Sahagún), y en eso ambos coincidieron con el líder del Partido Comunista de España, Gerardo Iglesias, que también consideró El día después "como un argumento para convencer de que hay que acabar con todas las armas nucleares".

Las opiniones sobre el carácter impresionante de la película no fueron generales. El portavoz socialista en el Congreso, Javier Sáenz de Cosculluela, juzgó "demasiado efectista el filme", pero Marcos Vizcaya, portavoz del Partido Nacionalista Vasco en la misma cámara, pareció hondamente impresionado: "Esta película va a motivar una reflexión, porque, como se dice en ella, vamos a llegar al holocausto nuclear sin que nos demos cuenta ni haya posibilidades de controlar a los que al final aprietan el botón".

Un filósofo, Fernando Savater, vio también en este filme ("que no es gran cosa") una consecuencia pedagógica: "Nos enseña a observar más de cerca la paradoja a que nos lleva el equilibrio del terror, que conduce al mundo a un mecanismo neurótico". A juicio del historiador Ángel Viñas, la película ("que no está mal enfocada") lleva a la opinión pública "la conciencia del potencial trágico de este sistema de disuasión, cuya lógica hay que cambiar radicalmente".

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